
-Chiquilla, no tengas prisa, la aceleración de tus pasos no te conducirá más rápido a la felicidad.- Me dijo aquella viejecita que todas las mañanas se sentaba en mi portal.
Y aunque no era la primera vez que me lo decía, en esa mañana lluviosa, pero alegre para mí, comprendí el significado de sus palabras.
Y aunque no era la primera vez que me lo decía, en esa mañana lluviosa, pero alegre para mí, comprendí el significado de sus palabras.
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