viernes, 7 de enero de 2011

Un alga más.


Aquella ola fue suficientemente intensa como para arrastrarla, y aunque el oleaje era más bien suave que bravo la muchacha terminó rebozada entre la arena como un alga más llevada por la corriente.
A lo lejos sólo un chico joven, moreno, de ojos verdes. Sonrió intensamente antes de ir a socorrerla, y risueños jugaron a tomarse como un chiste aquella situación.
Afortunadamente para ellos, para su amor, no pasaban demasiadas personas, y los dispersos peatones eran discretos caminando a un paso ligero al encontrarse con la estampa.
Sonrojada le pidió que se marcharan, y sus pasos se perdieron en el infinito como si sólo fueran aire jugando con la arena húmeda.
-Te quiero,-Dijo él-y estás preciosa.
Sus palabras rompieron el aire que sutilmente comenzaba a enfriarse, y se grabaron de algún modo en aquel paisaje veraniego. Sólo suyo, de los dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario