miércoles, 29 de julio de 2009

Un dulce de leche

El dulce de leche que mi boca degustó trajo recuerdos de mi infancia. Tenía aquel día el dulce presentimiento de que vendrías a salvarme como un ángel... pero mis latidos ya iban hacia el único lugar donde podrían acercarme a ti. Entonces busqué un rincón donde refugiarme y lloré por cada momento perdido contigo.
Aún sigo esperando que vuelvas a amarme como antes. Quizás sea algo imposible, pero nunca quise alejar este sentimiento, porque eres tan único que resulta dificil no pensar en aquella forma que tenías de mirarme. Ahora estoy comiendo, intentando olvidar el dolor de no tenerte. Nunca dejaré de saborear el dulce que tantas veces deseé comer contigo.


Dani.... increibles estos momentos, de verdad.... realmente eres capaz de convertir una noche aburrida en algo nuevo. No se cómo lo haces, en fín... cada vez me impresionas más... forma parte de tu encanto.
Para los lectores que no lo sepan, esta historia es fruto de una noche de aburrimiento, jugando a crear cuentos... una palabra Dani, otra yo. Salió esto, que nos gustó muchísimo, y aquí está...

Dani.... TE QUIERO.

miércoles, 22 de julio de 2009

Lluvia.


Desde su cama podía oir la lluvia caer tras la ventana. Hacía rato que estaba despierta, pero aquella mañana no deseaba levantarse como los demás días. Estaba demasiado lejos de sus sonrisas, de sus locuras... y aunque trataba de ser fuerte la tristeza llenaba su alma cada vez con más fuerza. Recordaba cada segundo a su lado, cada palabra... Él solía decir que ella era su ángel, que se había enamorado. Pero todo aquello sonaba esta vez realmente hueco lejano, demasiado como para aferrarse al último hilo y tirar de él con esperanza. Demasiado...

viernes, 17 de julio de 2009

Siniestra historia una tarde de invierno


Aquella tarde no era como las demás. El pelo rizado de ella se movía por el viento, y la vieja barca en la que estaban se tambaleaba cada vez con más fuerza. Normalmente decenas de parejas navegaban en ese estanque, pero allí no había nadie.

Era invierno. Los árboles parecían estar colocados estratégicamente, y sus ramas totalmente desnudas se reflejaban en el agua dibujando extrañas figuras.

Ninguno dijo nada. Él se limitaba a remar de un modo casi mecánico, mientras que ella estaba más ocupada colocándose la melena. Pero ambos se percataban de la situación.

Una vez hubieron llegado al centro de aquel estanque sintieron como algo golpeaba insistentemente la base de la barquita. El muchacho dejó de remar para utilizar uno de los remos a modo de prolongación del brazo y poder espantar así al misterioso cuerpo que golpeaba bajo sus pies. Pero en el intento solo consiguió perder el remo.

Cada vez daba golpes más fuertes. El miedo de ella estaba reflejado en su rostro, y aunque él tratara de ocultarlo, estaba incluso más asustado.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SOCORRO!!!!!!!!!!!!!- Gritó la joven. Pero nadie atendió a su grito.

Se dieron cuenta poco después de que aquel bicho monstruoso tenía aletas, escamas y bigotes. Su piel era de un color rojizo y sus ojos negros podían asustar a cualquiera.

Ambos se abrazaron, y trataron de recuperar la calma, pero les resultó imposible cuando la barca se volteó. El agua estaba prácticamente helada, y la orilla se encontraba demasiado lejos como para ir nadando. De modo que intentaron colocar la embarcación tal y como estaba antes. Pero el intento fue en vano. Aquel animal era gigante, y se dirigía firme y velozmente hacia ellos. Trataron de huir, pero la gran boca que tenía atrapó la pierna de la chica, que nadaba ligeramente más despacio que él. La sangre invadía el agua, y el pez se deleitaba al oir los gritos de dolor de su joven presa. Sin hacer caso de lo ocurrido el chico continúo nadando, y fatigado consiguió llegar a la orilla. Fue entonces cuando sofocado abrió los ojos y se dió cuenta de que se había quedado dormido abrazando a su novia en el cesped del retiro.

martes, 14 de julio de 2009

Cerrado por vacaciones


Durante casi un mes escribiré con poca frecuencia, de hecho no me comprometo a escribir. Me voy de vacaciones.

Alfffff muchas gracias por estos últimos días, me lo he pasado en grande. Gracias por momentos como los champiñones de los abrazos fuertes y muchos otros que no nombraré. Eres verdaderamente grande. Espero que leas el palillo chino "para pendientes" todos los días, y que sonrías en vez de recordar que no estoy. Te traré el regalo de cumple de Galicia okis?? y te gustará mucho (o eso espero). Pronto sabrás tocar la canción como el mejor! y me la tocarás el día 17 okis? De verdad, me lo he pasado genial..... pensaba que nunca volvería a reirme contigo.... Y eso, que eres el mejor jevusco del mundo :D Sin duda!!!!!! Ya verás el curso que viene jajajajajaja como dos campeones en clase dando latín... A ver esto era así, no? Rosa rosae, rosa rosae, rosas rosarum.... jajajajajajajajajajajajajajajajajaja Te imagino ahí con la perilla XD tocándotela en clase como solías hacer.

Por cierto qué rico estaba el granizado de limón!!! (BABAS) Vaaaale, soy una cobardica, el pobre pollo solo quería comer la patatita de mi mano.... jajajajaja. Bueno me despido que me echan T.T

Besitos nene.... yu ar de besssss!!

Lo prometo


-La última palabra que pusiste fue ADIOS.-Dijo tratando de endulzar su tono, aunque en sus ojos se apreciaba la tristeza de lo que decía.

Ella abrió aquel diario que le había regalado cuando estaban juntos y pasó a leer algunas páginas. Había pegado cuidadosamente algunos de los tickets que durante su noviazgo había recolectado. Y se dio cuenta entonces, de que no solo eran papeles, tenían un valor mucho mayor. Eran recuerdos de un tiempo pasado mucho mejor que aquel. Aunque la llama volvía a lucir con fuerza, y todo lo demás parecía minúsculo a su lado. Aquel amor no había muerto del todo, y tratando de recuperarlo se dieron cuenta de que no haría falta mucho.... sería incluso más sencillo de lo que creían.

Abrió el bolso y sacó la cámara de fotos. Se puso a mirar las imágenes de los últimos días. Allí estaban todas. Las del retiro, el bus, el tren, el fotomatón... ¡TODAS! Recordó que la tarde anterior habían llamado por teléfono unas amigas de él, pero aquel pensamiento tardó poco en esfumarse.... el muchacho la besó dulce y apasionadamente y todo lo malo desapareció por completo. ¿Qué más daba lo que dijeran los demás? Ambos tenían claro lo fuerte que era lo que sentían, y si bien es cierto que pasaron demasiadas noches llorando, tanto o más lo era que todas las sonrisas que pudieron imaginar las estaban sacando juntos.

-¡TE QUIERO PEQUE!- Dijo él mirando fijamente los ojos de ella.

-¡Y yo a tí, grandullón!- Contestó.

Y los dos volvieron a reir, dejando a un lado lo demás, como hacían siempre que estaban juntos.

Apuraban como podían los últimos días antes de que la niña se marchara de vacaciones, pero cuando recordaban que pasarían un mes sin verse se abrazaban con todas sus fuerzas, en un intento de pegarse para siempre.

-Mi amor, tal vez en tu maleta quepa.... soy muy flexible.- Siempre acababa sus frases dibujando en la cara de ella una sonrisa, era una especie de don que utilizaba con demasiada frecuencia para desarmarla.

Las manos de ambos se agarraron con fuerza, y sonrieron sin miedo de ser descubiertos. Poco a poco sus labios se juntaron, y el color de aquella tarde pasó a ser verdaderamente distinto.

Se sentía realmente plena, sabiendo que en a penas 12 horas estaría entre sus brazos nuevamente, y que cada beso sería un pequeño paso hacia algo nuevo, único y verdaderamente fuerte, que nadie ni nada podría romper de nuevo.

Aunque no lo parecía los dos jóvenes habían cambiado mucho en aquel tiempo. Él, rozando la mayoría de edad había aprendido a ser más fuerte, a mostrar sus sentimientos en el momento justo. Ella, por su lado, trataba de ser más sencilla, de no controlar sus sentimientos, y sobre todo intentaba NO PLANEARLO TODO. Habían pasado seis meses desde aquel primer encuentro carnal, y parecían muchos menos. Pero ni ella era tan niña ya, ni él tan inocente. Por separado se sentían distintos, pero juntos era todo tan perfecto que más bien creían haber retrocedido en el tiempo. Parecía que estaban en aquellos primeros días de invierno, en los que se abrazaban para darse calor, y necesitaban sentir el tacto el uno del otro para sentirse vivos.

De pronto la mente de ella regresó al lugar en el que estaban. Él dibujaba palabras en su espalda, mientras se relajaban tumbados en un parque.

-Nunca más dejaré que te marches.- Dijo el jóven, con una sonrisa en su cara.

La chica sonrió nuevamente, y pasó sus dedos por los hoyitos que le salían en las mejillas al reir.

-Nunca más me iré, lo prometo....

sábado, 11 de julio de 2009

Nunca dejé ni dejaré de pensar en ella


Y desnudo en su cama no pude evitar pensar en los ojos de aquella otra muchacha. En las veces que le dije te quiero, en sus besos, en lo mucho que deseaba repetir cada instante junto a ella.

-¡Para, para, para! ¡No puedo.... no quiero!

Mis manos dejaron de rozar apasionadamente la perfecta piel de la jóven, que pálida y triste cambió su cara.

-¿Es que no te gusto?-Dijo con un tono de voz suave.

Pude ver lágrimas en sus ojos como si aquella noticia acabara de romper su corazón. Era solo un pasatiempos para nosotros dos, pero nos importábamos lo suficiente como para saber que desde aquel momento todo cambiaría por completo.

En mi cabeza había mil sentimientos, pero en mi corazón solo uno.... No podía parar de recordar que mi sangre corría por mis venas únicamente para darle calor a esa joven niña cuando tiritaba en las noches de invierno. La tarde en que rozó mis labios en un oscuro portal, como si fueramos dos fujitivos escondidos en algún rincón lejano teniendo como único fin estar unidos para siempre. Esa mañana de fín de trimestre en la que las sábanas dejaron de ser solo tela y pasaron a tener un significado mayor. Su colonia se había quedado impregnada en la cama, y desde luego yo deseaba que se quedara para siempre. Los dos cuerpos desnudos jugaban silenciosamente para no ser descubiertos en un momento tan íntimo, y la mañana terminó por ser solo nuestra. Ya nada volvió a ser igual. Ni los paseos con el perro, ni las noches solitarias.... tampoco las tardes sentado en el escritorio "estudiando" se parecían a las de antes. Algo en mi interior gritaba de ansidad por verla... y supe que siempre la necesitaría. Nunca sirvió de nada tratar de estar con otras, porque mis labios necesitaban el tacto de los suyos. Únicamente quería escribir por siempre palabras de amor para ella, tocar en mi guitarra aquella canción que tanto le gustaba, y ver su dulce cara cuando le dijera que el más profundo de mis deseos había sido conseguir reproducir esas notas.

Una mañana se marchó, dejando de lado cada segundo juntos, y aunque ella no lo sabía esperé cada tarde hasta que regresó. Cuando la tuve entre mis brazos otra vez, mi habitación cobró vida, todo volvió a tener color... Ahora solo se pedir al cielo que no se marche de mi lado, ojalá sus ojos y los míos se miren cada día y mi cuerpo pueda fundirse despacio junto al suyo una y otra vez. Porque, aunque no se lo crea, nunca dejé ni dejaré de pensar en ella.

martes, 7 de julio de 2009

El olor de su colonia y un billete de tren.


Armado con tan solo un billete, el valor del que tanto presumía últimamente pareció haberse escapado de su alma. Llevaba toda la tarde tratando de pronunciar aquellas palabras, pero se le quedaban tan grandes...

Ella estaba sentada sin darse cuenta de cómo la miraba. Su pelo corto marcaba sus rasgos sutilmente, y sus ojos verdes miraban la parada con gran entusiasmo. De vez en cuando se giraba, le miraba y sonreía, a lo sumo le preguntaba cuántas paradas quedaban y miraba preocupada el reloj. A pesar de que trataba de concentrarse en llegar pronto a casa su mente estaba muy ocupada en otras cosas. Pensaba en lo mucho que se divertía cuando quedaban, en su sonrisa y en los bocados que le daba cuando le rozaba los pectorales.

-Próxima para Parla, correspondencia con... TRANVÍA DE PARLA.-Dijo la grabación, con un tono bastante extraño. Ambos se miraron, y se rieron a la vez. Como dos cómplices alocados.

Llegó la despedida, y fue entonces cuando ella recordó lo difícil que se le hacía aquello siempre. Se le vino a la cabeza que cada vez que él la acompañaba le pedía que se quedara 2 minutos más, pero ella para hacerse rogar no lo hacía hasta que se lo suplicaba un par de veces. Sonrió. Sus mejillas se sonrojaron, pero él fue incapaz de preguntar... de nuevo el miedo paralizaba su cuerpo.

¿Cómo decir te quiero después de una tarde como aquella?

El muchacho le preguntó si rompería las costumbres y aquel billete no lo guardaría, y sonriendo se lo dio. Él insistió.... y supuso que esa era su forma de alejarle de ella. Sus ojos parecían tristes, y aunque quiso preguntar no se atrevió. Guardó en su bolsillo los dos billetes, y agarrándolos con fuerza se despidió de ella. Esa noche la pasó aferrándose al olor de su colonia en aquel trozo de papel, y su sonrisa fue imborrable al ver que los recuerdos llenaban su mente.

Únicamente tenía de ella el olor de su colonia y un billete de tren... ¡Pero la amaba tanto!

Oscuro y dulce ángel negro


Ahí estás, verdaderamente hermosa, como un ángel oscuro pero dulce, con el poder de robarle a cualquiera el alma con solo una mirada. Ángel mío, ¿qué escondes tras tus alas? Es el dulce aroma del engaño, o tal vez la incertudumbre del miedo a amar. Es tu esencia la que me atrae sin reparo hacia este oscuro final. ¡Ángel, dejame beber de tus pecados! Haz que pierda la cordura cada noche, y al amanecer partiré lejos, volviendo solo cuando tu alma me necesite. ¡Ángel, recuerda que siempre fui tuyo y dale vida a este cuerpo inerte! Dame placer, haz que cada poro de mi piel se estremezca entre tus brazos. Convierteme en tu súbdito, y átame a tí cada noche un poco más fuerte. Dejame sin respiración, no importa, porque solo deseo pertenecerte. ¡Dulce y oscuro ángel mío, siempre te amaré!

lunes, 6 de julio de 2009

Sábanas y abrazos


Sus ojos, presos del miedo gritaron con fuerza, pero nadie quiso oirlos. Trató de defenderse, y recordó lo minúscula que se sentía entre sus brazos. Siempre se recreó con su cuerpo. Aquella nariz curvada, esos labios gruesos y de un rojo verdaderamente intenso, sus ojos negros como la más trágica de las noches... y sus brazos fuertes como dos barras de hierro.

Solía ser su dulce juego. Comenzaban a besarse, de pronto él se apartaba y ella le daba despacio en la cara. Pero esa vez fue diferente. Él le devolvió el golpe con demasiada fuerza, y la cara de ambos cambió por completo.

-¡Lo siento!-Gritó el joven mientras se incorporaba.- Soy demasiado bruto, lo siento mi vida.

La muchacha deseaba perdonarle, pero algo en ella gritaba. Trató de defenderse. Le pegó con toda su fuerza. Él la agarró fuertemente entre sus brazos esperando que la rabieta acabara pronto.

-¡Tranquila, ya está, tranquila!

Pero cuanto más gritaba él, aunque fuera para relajar su cuerpo, más lo hacía ella.

-¡Te odio!-Chilló la niña, pero sus palabras sonaron demasiado poco convincentes. -¡Te quiero idiota, te quiero!

Acarició sus brazos, y deseó besarle con pasión. Nuevamente acabaron en su cama, entre sábanas y abrazos, demasiado enamorados como para olvidarse. ¿Cuándo entenderían lo mucho que se necesitaban?

El pelo cobrizo de él, estaba arremolinado, como a ella tanto le gustaba. Y la piel de la chica, permanecía erizada desde hacía demasiado tiempo. El jóven pasó sus dedos por su espalda, ella solo respondió con un suspiro. Sus piernas entrelazadas, jugaban con suavidad. Y lo que parecía ser una horrible tarde, pasó a ser la mejor, sin duda, de la vida de los dos.

Post-it


El olor de la última cajetilla de cigarros que había fumado en poco tiempo, se había impregnado en su piel, y no parecía querer irse. Entré rezagada en el vagón y su sonrisa me dió el ánimo que necesitaba. Me senté a su lado, sin decir nada. Pasaba páginas, y páginas de un cuaderno como si estuviera buscando algo muy importante. De entre sus hojas se calló un papel amarillo, de esos cuadraditos que se pegan en la nevera a modo de nota.

-Cariño, recogí esos libros que tanto tiempo esperaste. Están sobre la mesa. No hace falta que los pagues, le dije al dependiente que me los cobrase a mí. Traté de escribir en algunos un par de líneas, algo profundo que te hiciera sonreir. Pero ya sabes cómo soy para estas cosas, tan torpe como para mantenerte a mi lado. Dejé las llaves debajo de esa losa del patio que siempre quisiste que cambiara. Tranquila, no tendrás que verme más. Dejé pagado febrero, anticipé marzo.
¿Sabes? No me gustan las despedidas, porque mientras escribo esto te imagino demasiado triste.

La letra era pequeña, pero no pude leer más, porque después de estas palabras una mancha de café lo cubría todo.

El olor a cigarrillos invadió el lugar de nuevo, y de pronto me di cuenta de que se había bajado del metro, con el cuaderno, y sin su nota. Corrí detrás de ella, pero cuando llegué a la puerta, esta se cerró sin piedad frente a mi cara. Y sola en aquel vagón, con una mano en la barra metálica del techo, y otra agarrando con fuerza el post-it no pude hacer nada más cuando me di cuenta de que me había pasado de estación.

domingo, 5 de julio de 2009

Gotas


Todos somos como pequeñas gotas de agua, destinadas a desembocar en un mismo mar, pero cada una elige su camino. Hay gotas atrevidas, que van por el mundo explorando grandes cosas. Sin miedo a quedarse solas, sin necesidad, en muchas ocasiones, de un acompañante.... se enfrentan con frecuencia a enormes riesgos. Otras, por el contrario, van deslizándose despacito, dejando que su cuerpo se resvale, teniendo siempre calculado lo que pasará en cada momento.
Un día conocí una de esas gotitas reservadas, que tratan de hacer poco ruido, para no ser descubiertas. Y fue mágico su misterio. De pronto sentí uno de esos impulsos imposibles de frenar... CONOCER A FONDO CADA UNO DE SUS RINCONCITOS. Poco a poco ambos dejamos que nuestros corazones se llenaran de la esencia del otro.
Serenidad, eso me daba hablar con mi gotita.
A veces se escondía en sus miedos, procurando ser discreto, interponiendo una barrera de hielo que lo trocara todo en más sencillo para él. Y esa frialdad acabó rompiendo su corazón en demasiados pedazos.
¡No llores, pequeño! Cada paso que diste, cada segundo de tu vida, te atrajo lentamente a la felicidad.
Hoy al fín sonríe, y cada lágrima, cada amargura suya, acabó por ser tan mía como de él. Creo que nunca entendió que nació algo nuevo en mí cuando sus ojos llenaron de tranquilidad mi alma, que me hizo sentir distinta, y comprender que en ocasiones, el silencio es más hermoso que cualquier palabra. Esta dulce gotita, logró con sus miradas apaciguar feroces presas. Siempre creyó ser como todos, pero algo en su interior luce con más fuerza. Es una luz cegadora que hace que no puedas alejarte de su cuerpo. Por eso con el tiempo comprendí que si tuviera que definirla diría, que es, sin duda.... UNA GOTA DEL PERFUME MÁS INTENSO JAMÁS INVENTADO, UNA LÁGRIMA DE ALEGRÍA, LA ÚLTIMA GOTA DEL ROCÍO DEL PRIMER AMANECER.

Cuando no me necesites...


Y desperté una mañana, hueca, sin corazón... con la mano sobre aquel papel lleno de tu nombre. Cuando ya nada me quedaba de tí, y era tu ausencia lo único que me impulsaba, dándome fuerzas para luchar por algo más.


Antes de abrir los ojos recé, aunque estaba "cabreada con Dios" por lo que para algunos era demasiado común.... y es que cuanto más le necesitaba más lejano y pasivo parecía. Pero era capaz de olvidar hasta lo más preciado, únicamente por tí. De modo que recé todo lo fuerte que pude. Le pedí a ese ser superior, en el que solía desear no creer, pero que, de algún modo siempre tenía presente, que tus ojos buscaran ansiosos los míos cuando estos despertaran.... Pero una vez más, me falló.


Aquel maldito despertador señalaba las 3:00 a.m las fotos que nos hicimos juntos ocupaban toda la pared. Me fijé especialmente en esa en la que sacabas la lengua mientras yo te miraba ensimismada... No tardé demasiado en darme cuenta. Otra vez estaba llorando.


-¡Idiota!


Me gritó mi fuero interno. Me había prometido a mí mima ser feliz, intentarlo al menos, y sabía que no llegaría a nada mirando cada una de tus cosas, sentándome con tus cartas entre las piernas, y memorizando cada palabra. Pero... aunque muchos trataron de hacerme ver que lo mejor era olvidarte, yo se que vivir de tu recuerdo me hace bien.


He pasado demasiado tiempo esperando una caricia que parase mi respiración, una palabra, o tan solo una sonrisa que me hicieran recuperar la vida... y aunque tu cuerpo ria locamente ante mi desdicha, puedo esperar eternamente, porque te amo.

Eres el tierno ladrón de mi alma, el motivo de mi existir, mi paciencia, mi desesperación. ¿Y qué importa si no sabes verlo? Solo deseo que tu corazón me pertenezca, y bajo este cuerpo, cubierta con mi dolor, todo parece menos duro.

Dejé de necesitar tus labios, porque se que jugaron conmigo. Pero es que nadie entiende que cuando tú respiras se me hinchan los pulmones, y que noto el corazón pararse cuando sufres. ¿Cómo puedo evitar quererte, si no tengo otra misión en la vida? Simplemente evitaré tu dolor desde las sombras, procuraré verte feliz, y si un día dejas de necesitarme... ¡DESAPARECERÉ!

A travel, a picture, a song...


Me gustaba recordar cómo agarrabas mis caderas suavemente entre la multitud, sentir mi piel erizándose entre tus manos, y contemplar el color de tus mejillas al percatarte de la situación. Cualquier excusa era siempre buena para quedar contigo.

Ya casi había olvidado lo gracioso que me resultaba aquel mechón de tu pelo que siempre se interponía entre tú y yo cuando antaño nos besábamos. Tu risa, tu peculiar forma de pronunciar la "r".... Aunque recordaba mil momentos a tu lado, esta vez parecían latir más fuertemente en mi corazón. Ahora, en esta cama vacía, mi alma vuela hacia tí, y te recuerda, que un día me prometiste un viaje, un dibujo, una canción... A pesar de que aseguras deberme todas esas cosas hace tiempo que me las entregaste... Hiciste que viajara al mejor de los lugares, de tu mano, y con mucha calma. Me guiaste hasta tu corazón, dejando ver por el camino millones de cosas maravillosas. Dibujaste en mi cuerpo más de una vez con tus dedos palabras de amor cuando nadie más podía vernos. Y compusiste para mí, con tu melodiosa voz la única canción que me conmueve, esas dos palabras que grabaste a fuego en mi alma.... TE QUIERO.


jueves, 2 de julio de 2009

Una noche de verano..


Tus palabras refrescaban mis oidos como el suave oleaje que acariciaba nuestro faro. Aquel en el que una noche susurré que te quería.


Siempre quise viajar, por eso pasé junto a tí largas horas enredados entre las sábanas, mirando el alto vuelo de los pájaros. Te conté que deseaba pisar tierras lejanas, despertar un día viendo la aurora. Pasar una noche entre la nieve.... Susurrarle a un niño de un país en guerra que todo irá bien. Agarrar de la mano a una niña en peligro, sentir su valor, su coraje... Aprender de cada paso, pero cada día de una forma distinta.

-No quiero ser un nudo en la cuerda de tu futuro, quiero ser la prolongación que lo haga más sencillo. -Dijiste, haciendome sonreir, como cada noche. -Deja que te tome de la mano, y que juntos caminemos hacia lo que tanto deseamos.- Paraste de hablar cuando mis labios rozaron dulcemente los tuyos, y noté tus mejillas sonrojándose.

Tenías una facilidad sorprendente para elevarme entre las nubes. Solo una mirada, una palabra en ocasiones, bastaba. Solo eso... y mi alma volaba lejos.

Esperabas con paciencia oir de mis labios dos palabras, y aunque mi corazón gritaba con desesperación, mi mente frenaba esos impulsos. Pero, ¿cómo callar un sentimiento? Siempre consideré demasiado complejo este mundo, pero si algo superaba esa dificultad eso era, sin duda, lo profundo que llegaba a ser el latido del corazón. Facilmente se acelera con una caricia, del mismo modo se para con solo palabras...

No pude controlarlo, probablemente tampoco quise hacerlo. Y dije tartamudeando:

-Te... te... te quiero.

Me abrazaste con la misma ternura con la que se abraza un retoño, como si algo frágil latiera entre tus brazos.

Y aunque jamás supe decirlo.... Siempre deseé pasar mi vida arropada entre tus sábanas, como aquella noche de verano en la que tus ojos y los míos fantaseaban furtivos con volar alto....

miércoles, 1 de julio de 2009

Dulce niña mía



Puedo pasar horas mirando sus ojos, llenos de paz, pureza y tranquilidad. Me sorprende la claridad con que me miran, como si me invitaran a pasar largas noches buceando en su inmensidad. Azules, son azules como el mismo mar, y cuando llora mi alma se parte y naufraga quedando preso en su dolor. Me enamoré de lo frágil que parece, y yo, que soy fuerte y presumo de valentía, en demasiadas ocasiones tuve que aprender de su coraje. Traté de refugiarme en su pelo, quise pasar allí mi eternidad, cubierto entre los brillos de su cabello casi dorado. Pero lo más fascinante de ella aún está por nombrar. Su sonrisa... Sus dientes contrastaban totalmente con el tono de su pelo. Este asemejaba el sol en todo su explendor, mientras que su sonrisa, blanca como la nieve, parecía la más hermosa de las lunas. Siempre quise protegerla, y tardé demasiado en entender, que era yo quien necesitaba su cuidado, que era ella quien llenaba mi vida y eliminaba lo peor de mí....

¡Oh dulce niña mía!

Este texto está inspirado en la canción sweet child O' mine de Guns and Roses. Y se lo dedico a la persona que hizo que descubriera esta canción... ALEX.

Depiertame....


Una mañana más, fría, oscura, y cómo no... sin él... Se sentó en la cama y con mucha delicadeza abrió aquella caja morada, forrada cuidadosamente, que escondía cada uno de sus recuerdos. La tapa estaba encajada a presión, y le costó bastante esfuerzo separarla. Cuando lo hizo sonrio sin darse cuenta. Durante años había guardado allí hasta lo más insignificante. Tenía las cartas que le había escrito cuando se fue, las entradas de cine.... incluso las pagitas con las que se tomaron un granizado de limón la primera vez que salieron juntos. El olor de la colonia que le había regalado embriaga sus sentidos mientras retiraba la goma que agrupaba todas las cartas para comenzar a leerlas.

Las tardes pasan despacio desde aquí, y me siento verdaderamente vacío cuando recuerdo que no estás. Cada atardecer contemplo el sol y grito, como si mis palabras pudieran volar hasta tu ventana. Pero creo que no lo conseguiré nunca...

¡Maldito servicio militar! Gritó su fuero interno. Y tras recordar la despedida lloró desconsoladamente. Nunca llegó a comprender cómo había tomado aquella decisión. Eran realmente felices compartiendo sus locuras. Eran solo un par de niños con ganas de amarse eternamente.... Y una mañana se marchó a la guerra. En realidad todo eso les quedaba demasiado grande, pero un adios nunca es suficiente para dos corazones que se aman.
....DEPIERTAME CUANDO ACABE SEPTIEMBRE, DESPIERTAME CUANDO EL VIENTO TE TRAIGA DE VUELTA A MI LADO.... DESPIERTAME Y DIME QUE TODO PASÓ, RECUERDAME QUE SIEMPRE NOS AMAMOS....
Esas son las últimas palabras que ella le susurró al oido dejandole de recuerdo sus lágrimas en la camisa.
Pero Septiembre acabó, y lo único que le quedó de él fue una caja llena de recuerdos, su olor y su melodiosa voz resonando en su cabeza.... producto únicamente de lo mucho que le necesitó siempre.
Sus manos arrugadas cubrieron su rostro empapado en lágrimas otra vez. Secó sus ojos y se recordó a ella misma que siempre estarían juntos aunque el aire borrara su aroma, o la marea se llevara sus pisadas. Siempre estarían juntos....

....DESPIERTAME CUANDO ACABE SEPTIEMBRE, DESPIERTAME CUANDO EL VIENTO TE TRAIGA DE VUELTA A MI LADO... DESPIERTAME Y DIME QUE TODO PASÓ, RECUERDAME QUE SIEMPRE NOS AMAMOS....