lunes, 7 de diciembre de 2009

Una sonrisa y un apretón de manos.


Era viernes, el circular llegaba como siempre a las 14:35. Allí, en aquella parada roja estaba él. No podía dejar de mirarle. Cuando el autobús hizo su parada le dejé subir primero, se acomodó y al verme pasar dijo sin tapujos:
-¡HOLA NENA!
Sonriente me ofreció su mano, buscando desesperadamente un momento de distracción en su claustrofóbica vida. Sus ojos negros estaban encarcelados, intentaban gritarle al mundo cada sentimiento, y los demás catalogaban su sinceridad como locura. Me fijé bien, la comisura de sus labios estaba manchada de blanco, deduje que por alguna medicación que le habían dado. Su madre estaba sentada junto a él. Parecía tener la mirada perdida sin importarle demasiado lo que pudiera ocurrir a su alrededor. Comprendí que su alma estaba cansada de batallar. Tenía las manos llenas de arañazos, seguramente de controlar los arrebatos de su hijo, y no pude evitar llorar al volver a mirarle a los ojos. Estaba tan lleno de felicidad... como si pudiera vivir ajeno a lo que le sucedía.
Me senté en uno de esos fríos e impersonales asientos, roto y viejo, como el corazón de aquella madre. Pero a diferencia de los otros días hice todo el viaje pensando en ese muchacho. Los demás escuchaban música, hablaban, reían, compartían cosas... ¡VIVÍAN! Y como de costumbre, olvidaban a esas personas que mueren lentamente cada instante de su existencia. Al llegar a la primera parada un hombre mayor subió al autobús. Mientras apoyaba su garrota y caminaba despacio através del pasillo entre los asientos, todos pudimos oir cómo nuevamente decía aquel chico con su sonrisa sincera y los ojos llenos de luz:
-¡HOLA SEÑOR!
Otra vez extendió su mano, y al contemplar la mirada del hombre, que parecía mofarse de él... no solo no apartó la mano, sino que repitió esta vez más alto:
-¡HOLA SEÑOR!
Había inocencia en su voz, pero sobre todo esperanza. Pude ver en él eso de lo que carecemos con frecuencia. Estaba marcado de por vida, nunca más lograría ser un pasajero cualquiera, y en cambio era feliz. Su enfermedad había limitado su cuerpo, pero parecía tan obvio que nunca nada lograría reprimir su alma, su valor, sus ganas de volar alto... Me estremecí. Él no añoraba nada material, únicamente pedía una sonrisa y un apretón de manos, sólo eso y tenía la felicidad más absoluta. Mientras tanto nosotros que estamos tan cuerdos, que no tenemos límites ni barreras. Que podemos controlar todo lo que tocamos... Nosotros pasamos la vida caminando en busca de ese sentimiento. FELICIDAD. Y pocos logran alcanzarlo. Complicamos tanto las cosas que pierden toda su esencia, pasamos años encadenando locuras y reprimiendo verdades, sin darnos cuenta de que es nuestra cordura la que nos impide sentirnos plenos.
Iba haciendo esta reflexión hasta que el traqueteo del circular me devolvió al mundo.
Sentí la mirada de aquel jóven en mi nuca, y antes de que me diera tiempo a girarme preguntó:
-Nena, ¿vas a clase?
Le contesté que venía de estudiar, pero que ya iba a mi casa a comer. Entonces me di cuenta de que esa era mi parada. Pulsé el botoncito rojo y me levanté.
-Adiós nena.
Extendió su mano a mi paso, sonriente como siempre. Se la agarré y le dije:
-¡Adiós!
Bajé del ruidoso matojo de hierro con la cabeza en aquellos ojos y el alma volando lejos.
Desde entonces, todos los viernes espera en la misma parada, y repite sonriente una y otra vez las mismas palabras. Pero yo sólo puedo pensar en que su felicidad se basa en una sonrisa y un apretón de manos.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El desamor


Sentí deslizarse a aquel libro en el que había escrito mi vida, hojas sin sentido, sin orden, que solían llevarme lejos, a descansar en su mirada. Y simplemente lo dejé caer. ¿Qué sentido tenía una vida sin él? Ya no quería recordar mi pasado, esa felicidad que había llenado hasta entonces mi cuerpo... porque sin sus palabras era un simple engaño, como una venda que te pones para no hacerte daño, aunque sabes que caminas chocándote con las paredes.

Era evidente, me encantaba el modo en que se reía, la arruga que se formaba en su nariz, y ese brillo en los ojos propio del que está lleno de esperanza. Había pasado tardes enredada en su melena, tocando cuidadosamente sus rizos, sonriendo solo porque estábamos allí. Y todo había cambiado tanto en tan poco tiempo... No quedaba ni un sueño en su pequeño cuerpo, y cuando sonreía lo hacía forzado, intentando apaciguar mi alma. Repetía una y otra vez lo mala que era su vida. Ese exámen suspenso fruto de una tarde sin estudiar, aquella noche aburrida con sus "amigos" absurda, sin sentido porque su sonrisa estaba hueca. Tantos domingos intentando creer ser alguien, procurando esconder sus defectos y basar su existencia en una mentira para no sentirse mal... Y ahí, en un rincón de su alma, procurando no hacer ruido, estaba yo. Había transladado allí cada una de mis pertenencias, era un lugar confortable, frenaba el dolor y le daba una pizca de color a mis días. Pero en aquel momento acababa de colgar el cartel de "se vende" y estaba llenando las maletas con bolsas de nostalgia y de recuerdos. Dejé allí todo lo malo: el rencor que le tenía por descuidarme tanto, esa llamada que nunca me hizo, y el puñado de besos que me había regalado. Ya no quería nada de eso, solo era peso en mi espalda que entorpecería mi camino, una hoja en blanco de un diario aún por escribir. Sentí ese golpe en el pecho, como si fuera un puñal helado que atraviesa tu alma de extremo a extremo, y dudando si hacía lo correcto, dejé aquel lugar que había llegado a ser tan hostil para caminar rumbo a mi vida.


Dicen que el desamor es como un velatorio. Los recuerdos están en una sala y solo cuando eres capaz de entrar, tocar cada cosa, mirar a los ojos al tiempo que pasasteis juntos... y sonreir en lugar de llorar, logras superar ese sentimiento. Quizás sea cierto, pero mi muerto se descompone y yo aún no he conseguido velarle. Sigo vestida de luto, sentada en la puerta de aquella habitación, y cada vez que doy un paso siento flaquear mis piernas y una lágrima deslizarse sin remedio por mi piel. El olor es cada vez más intenso y grito de rabia sin poder controlarme cuando una bofetada de aire lo trae junto a mí. Recuerdo el olor de su colonia, el tono tostado de su piel, la perfecta alineación de sus dientes blancos como la luna, y cuando eso ocurre lloro aún más. Tengo miedo de que cuando me levante y decida colocar mis pies junto a él para despedirme, me sienta mejor. Me inquieta pensar que podré tocar nuestras cosas una última vez y que después serán solo una huella, un surco más en el sendero de mi vida. La mantilla cubre mi pelo, la falda de tubo resalta mi silueta, esos zapatos de tacón que dejan entrever un par de dedos, y el esmalte rojo intenso que cubre mis uñas... He cuidado hasta el último detalle de mi aspecto. Ya se que no me verá, pero decir Adiós es casi siempre tan difícil y tan doloroso, que la única forma de ocultar la desdicha es con toda esta parafernalia que me tapa.


Recostada sobre la pared respiro hondo, me armo de valor... Han pasado ya demasiados meses. Largas noches en un lado de la puerta, difíciles mañanas ahogada entre mis lágrimas. Es el momento de abrir los ojos, porque seguramente una despedida a tiempo logre curar mi corazón. Al dar el primer paso me doy cuenta de que aunque había pasado allí muchos días, no tenía una idea de cómo sería aquella habitación. Las paredes blancas le dan luminosidad, (algo contradictorio para mí en este momento), decenas de estanterías con todos mis recuerdos a su lado, y en el centro está él. Ha perdido el color por completo. Cuando me acerqué y le miré a la cara me sentí relamente aliviada.

-Te quiero, te he querido todo este tiempo, pero tengo que marcharme. Es doloroso esperar algo que nunca llegará. Cerrar los ojos con fuerza para poder creer que merece la pena, y abrir al mismo tiempo el corazón de par en par esperando una respuesta. Has pasado tanto tiempo contando lo malo que tienes, que ni te diste cuenta de que poco a poco hacía las maletas. Puedes estar seguro de que realmente lo que siento por tí es verdadero. He tardado en tener el valor suficiente para despedirme, más de lo que tardé en entregarme a tí. Y quiero que si es esta la última vez que te veo, sepas que habría dado mi vida por tu mirada. Por oir un... "te extraño" a tiempo, por sentir tu mano tocando mis mejillas una vez más. Pero me marcho, no voy a esperar más. Mi juventud me lo impide, y mis ganas de volar también. No subiré nunca más a esa habitación de hotel, ni desharé la cama buscando tu olor. Tampoco buscaré una excusa para amarte, ni envolveré mis sonrisas en papel. No estoy dispuesta a beberme mi llanto. Sé que no regresarán las tardes de Agosto si tú no estás, y enterraré cada día 17 una rosa negra donde me besaste por primera vez. Ya no verás a la Luna, no te calmará las noches de invierno, ni te susurrará palabras de amor. Pero algún día estarás con otra, y no será tu Luna, sino tu Sol, una bola de fuego que ilumine cada paso. Cada segundo sin mí. Recuérdalo siempre... te quiero.


Lo digo sin pensar, aunque quizás sabía inconscientemente lo que diría desde hacía tiempo, como un discurso preparado por mi subconsciente y memorizado meticulosamente. Ahora me doy cuenta de que tenía razón. Me siento mejor después de haber entrado en este lugar, me he despedido y he podido contemplar cada recuerdo con claridad. Nada queda pendiente, no hay ninguna palabra más que decir. Simplemente me toca ser fuerte, añorarle cada vez menos, y quererme cada vez más. Pero hay algo que me impide salir de este cuarto, ¿de dónde saco el valor para dar el último paso y cerrar de un portazo? Quiero pasar mis días aquí, frente a su cuerpo, y si es cierto que es solo un muerto, dejaré escrito que cuando le entierren deseo ir con él. Tal vez si salgo olvide sus caricias, pero no es eso lo que intento, ahora lo se. Necesito sus recuerdos, los momentos juntos. Y por mucho que batalle jamás será solo un fantasma lejano que se difumina con el tiempo.

De modo que esto es la vida, depender constantemente de algo o de alguien. Tener necesidades, deseos, carencias... ¿Es la felicidad algo utópico? No, se que no. Tengo claro que si me marcho lo será, pero voy a permanecer a su lado hasta que cada partícula se desintegre. ESO ES EL AMOR. Y aquí está mi verdadera felicidad, junto a él.

sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Qué podría equipararte?


Recogí los lápices de colores y me marché. Había intentado dibujar tu sonrisa, o algo que me hiciera recordarte, pero nada material lograría equipararte nunca.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Nada sin tí.


De nuevo faltas. Otra noche. Frío. Vacío... nada, nada sin tí. Y aprendiendo a borrar tus huellas de mi espalda, camino con la mirada fija en la inmensidad.
Te quiero.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El poder de las palabras.


Sobre la mesa solo quedaba un papel, sucio, mojado, desgastado por el paso del tiempo. Y escrito en él se leían dos palabras: "TE QUIERO."

Al leerlas sonreí, sin entender muy bien por qué. Ya no importaba el recuerdo amargo del último beso, ni su voz chillona retumbando en mi cabeza. Casi pude olvidar sus desprecios, sus engaños, mi dolor.

Dejé mi cabeza caer sobre la almohada. Su olor aún estaba allí, o quizás no. Puede que solo fuera una forma más de engañarme, y por si el aroma que embriagaba mis sentidos se esfumara, cerré los ojos con fuerza para soñar con ella. De esa noche no recuerdo mucho más. No estaban sus besos, no oía el sonido de su risa, ni podía contemplar aquel lunar suyo que delimitaba el final de su pecho. Y al levantarme necesité leer sus cartas, las primeras. Esas que me mandaba cuando todo iba bien. Cuando su sonrisa no se había desgastado y sus ojos me buscaban impacientes. De modo que abrí la caja donde las había guardado hacía tanto tiempo, me senté, y léntamente las leí.


"Cariño, estoy deseando verte. No sabes todo lo que siento cuando estás junto a mí...."


Y finalmente un: "TE AMO".


Sonaba tan cierto, tan real... cuando ella lo decía. Parecía que sus ojos gritaban lo mismo, y que su corazón podría salirse de su pecho para juntarse con el mío hasta el fín de nuestros días. Sin embargo eran solo palabras. De esas que una mañana de invierno se marchan lejos. Las mismas que acabas añorando cuando ya no están, aún sabiendo que eran mentira.

Sí, efectivamente había sido feliz 2 años de mi vida, única y exclusivamente a base de palabras. Pero, ¿cuál es si no este el sustento de nuestro existir? Las canciones que suenan en la radio, esas que hablan de amor con un ritmo tan alegre, de felicidad, de pasión. El saludo de aquel compañero de instituto que ha pasado tantos años sin verte, y que de pronto un día, sin saber por qué te llama. El primer te quiero, el último adios. Son todo simples palabras, palabras sin más a las que añadimos un sentido especial únicamente para sentirnos mejor. Sonidos, al fin y al cabo, que pueden herirte como puñales, o llenarte el alma para siempre. Y cuando el tono es triste, y cada letra se posa despiadadamente en tus oídos, recuerdas esperanzado aquel dulce te quiero del principio. Lo que yo decía, todo una mentira.

Reviví en ese momento la primera vez que le dije te quiero. Yo sí lo sentía. Y no solo vi en su cara la alegría, también la noté gritando muy dentro de mí. Pero pasado el tiempo, conociendo cada instante junto a ella, se a ciencia cierta que ninguno de mis recuerdos me alivia tanto como sus palabras. Es extraño, lo se. Tal vez porque tiendo a recordar sus te quieros, y a olvidar lo inciertos que han llegado a ser. O puede que sea por el poder de las palabras.

Curiosamente fue eso lo que me hizo sonreir de nuevo, cuando caminaba sin rumbo, solo, sin entender el por qué de todo. Una palabra suya. Y escribo esto, porque finalmente, del mismo modo que regresó, se marchó de mi lado la alegría. Cuando sus labios, sin sopesar el daño que me causarían dijeron fríamente: ADIOS.



Para Alis, con la esperanza de que te guste muchísimo, y conviertas mis palabras en algo único y especial que llevar siempre contigo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Zapatos nuevos.


La noche del 9 de Noviembre de 1989 aquel muro cayó, y con el fuerte sonido de cada piedra chocando contra el suelo, los gritos llenos de esperanza de todos los alemanes se alzaron al viento por primera vez en mucho tiempo.




Hasta entonces había soñado cada noche con el color carmín de la sangre de los que intentaron cruzar el gran bloque de hormigón. El desagradable sonido de las sirenas resonaba cada segundo en mi cabeza. Y a pesar de que nunca comprendí del todo la situación, pasear por la ciudad se convertía siempre en algo gris.




Recuerdo la celebración de mis seis años. Todos alrededor del pastel que mi madre había preparado. Y aquel vacío que llenaba nuestros corazones, como si todos supiéramos lo forzadas que eran nuestras sonrisas. Entonces abrí mi caja, la única que mis padres podían regalarme, y vi un par de zapatos de un rojo intenso, un color tan vivo, alegre y esperanzador... tan opuesto a la realidad de mi mundo...


Mis minúsculos pies caminaban con cautela, y los nuevos zapatos contrastaban no solo con el triste color de las calles, sino también con la soledad de cada viandante. Pero yo me creía fuerte, como si un calzado pudiera darme el valor que una nación ocultaba tras sus puertas. Quizás entendí demasiado tarde, que nadie callaría el grito desesperado de los alemanes.... ni la fuerza de una niña, ni la caída de un muro, ni tan siquiera unos zapatos nuevos.




lunes, 2 de noviembre de 2009

Verdad absoluta


El olor de aquel café penetraba sus orificios nasales de una forma especial. Como si mezclado con el dulce aroma del azúcar moreno estuviera el más tierno y deseado recuerdo. Era curioso, hacía tan solo unos días la gente paseaba sonriente por las calles de Madrid, con sus camisetas veraniegas, y la diversión de un chiquillo que juguetea en la arena. El calor calaba sus huesos, y esto de alguna forma, hacía que se sintiera más cerca de él. Aquel había sido un verano intenso. Uno de esos que parecen querer quedarse para siempre. Y a pesar de que las hojas de los árboles empezaban a cambiar sus tonos verdes por amarillos y marrones, todo el follaje permanecía intacto, inmovil, como si con cada azote del aire se borrase silenciosa una sonrisa. Pero esa tarde la oscuridad cubría el cielo, y la luna se mostraba grande y pura encima de sus cabezas. Eran solo las 19:00 p.m y tan solo la luz de aquel momento trocaba la felicidad de los peatones en misterio e inquietud.


Ya es Navidad en el corte inglés.... - Pensó para sí misma mientras agarraba un folleto del suelo.- No hay más que ver las luces... cada año las ponen más pronto. Publicidad, todo publicidad. Los juguetes nos atormentan en la tele prácticamente desde agosto, los anuncios de colonias, (cada vez más llamativos y estrafalarios), ocupan más de la mitad del tiempo de cada intermedio. Y sin embargo, aún quedan meses para las comidas familiares y demás costumbres de estas fechas...


Ella, al igual que todas las personas que paseaban por preciados, sentía en el pecho ese pequeño nudo imaginario que te oprime impidiendo que respires con tranquilidad. Y sentada en aquel bar, con el café entre los brazos, no puedo hacer nada más que sonreir. Le gustaba el olor de la canela mezclada con el aproximadamente medio bote de vainilla que se había echado en la leche. Y de pronto alguien abrió la puerta. Sintió de golpe la sensación del invierno. Ese frío que te llena todo el cuerpo, ese olor...


-¡Maldito cambio climático! Cada año tarda más en llegar el frío, pero cuando lo hace...-Refunfuñó.


Se puso su chaqueta y bebiendose de un trago todo lo que le quedaba de café se marchó del establecimiento. Le apetecía pasear por la Gran Vía, y echarle a ese pobre hombre que escribía poesías, un par de euros. Pero al llegar allí no estaba. Se paró un rato en aquella pared donde siempre se apoyaba ese hombre, y pensó dónde podría estar. Otra historia más, otra de tantas. Recordó la sonrisa que se le dibujó en la cara cuando se acercó a la gorra y le dejó caer una moneda de un euro. Aquella poesía: " Anoche soñé que en un sueño te soñaba..."

La horrible letra del que escribe a toda prisa, y dobleces en el folio por doquier. Continuó con su paseo, inmersa de algún modo, en algo que se encontraba lejos, muy lejos de esta ciudad.

Rememorando viejos tiempos se sentó en la fuente de Sol, vió pasar a ese morito que vendía rosas, y se acordó de Alejandro. De todas esas tardes junto, haciendo... ¡A saber qué! En cualquier lugar, sin importar el destino. Quiso comprarse una rosa, o quizás el último helado de limón del año, pero sabía que sin él no sería lo mismo. Asique abrió la cartera, cogió el billete de tren y se sentó en uno de esos viejos y fríos asientos. Entonces tuvo la certeza, de que aunque siempre había pensado que podría vivir sin él, sin su pequeño pistachito, era una parte imprescindible en su vida. Echaba de menos su sonrisa burlona en el cristal del tren, su arruga en la chaqueta, sus trencitas, su enorme coleta de pelos enmarañados... Creía que no recordaba tantas cosas... ¡Caramba! Aún tenía bien fresco en la memoria, el día que unió una pajita y un tenedor de plástico... Sí, el palito matador. Y aquella rosa roja comprada solo para hacer de esa niña triste una mujer feliz. Las clases de filosofía.... Tantas horas desperdiciadas, para acabar descubriendo que la única verdad absoluta es sencillamente que cuando una persona te toca el corazón necesitarás su presencia eternamente.

jueves, 29 de octubre de 2009

desdichada..


Me parece semajente a los dioses

aquel hombre sentado frente a tí

que te escucha absorto

mientras hablas con dulzura

y sonríes encantadora, lo cual a mí

el corazón en el pecho me arrebata

en cuanto te miro, y ya no puedo articular palabra

al punto la lengua se me espesa

y de pronto un sutil fuego me recorre por dentro

mis ojos se nublan, los oídos me zumban

me baña un sudor frío y me estremezco

de la cabeza a los pies,

se me demuda el color, y al borde de la muerte

me siento, desdichada de mí.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Es tan pequeña y sueña tanto...


Es tan pequeña y sueña tanto... pero odoro su sonrisa. Su dulce y picarona mirada, su vocecilla al decir que me extraña.


Cierros los ojos y este olor a tristeza que llena mis pulmones me recuerda a tí.

Tú, que borraste de mi mirada aquel dolor con el que cargaba desde hacía tanto, con una simple palabra...

Pasado un tiempo comprendí qué es lo que tienes: Eres tan niña, tan chiquitita y frágil, que parece que el mundo te queda grande, que tus alas aún permanecen ilesas intentando volar alto, procurando rozar el cielo con uno de tus finos dedos. Eres un gran huracán de emociones. Estar contigo es arriesgarse a sufrir y reir al mismo tiempo, pero es realmente hermoso contemplar esos ojos verdes, intensos, y paradójicamente llenos de fuerza. Admiré eso de tí desde el primer momento. Tu valentía, tus ganas de agarrarlo todo y luchar por un instante, la falta de miedo en cada paso que das, la firmeza al gritar mi nombre. Se me hizo difícil no quererte, no recordar tus lágrimas rozando despiadadamente tu tersa y pálida piel al decirme adios, no venirme abajo cada noche al hablar contigo, no decir que te amaba y que daría mi vida por un último beso tuyo. Intenté no llorarte, no ilusionarme contigo... ¡ERAS SOLO UNA NIÑA! Una niña pequeña que soñaba tanto.... Pero me resultó imposible. ¿Cómo no amar a mi angelito? Grité de rabia cuando se amontonaron en mi mente las frases que decías cada domingo. Especialmente esta: Gracias a que soy tan niña y sueño tanto.... aún no te he olvidado.

Repliqué rápidamente que nuestro amor era solo eso, amor puro y simple, libre. Pero de nuevo añadiste algo que me hizo pensar. Dijiste con la dulzura que te caracteriza: Es puro y libre porque lucho por él, porque impregno mi esencia en cada gesto, en cada instante. Si fuera por tí este amor sería rudo.

Mil palabras agrupadas en mi mente, mil momentos, mil miradas. Me odié por dejarte ir, por permitir que solo fueras un recuerdo. Y supe que me había fallado. Daba igual lo lejos que estuviera, lo tierna e inesperta que fueras... Me querías con toda tu alma. "Deja de pensar que todo es presión sobre tí, y simplemente sonríe porque tienes a alguien dispuesto a tirar de tí eternamente." Dijiste. Y tus palabras fueron humo, humo blanco que voló ligero, lejos, demasiado lejos para comprenderlo.

He comprendido, cariño, que tenías razón, nunca supe vivir. Calcularlo todo, evitar las sorpresas y la efusividad siempre enfrió mi alma. Eso me gustaba de tí. Eras libre... libre para amar de un modo distinto, para hacer que dependiera de tí sin necesidad de rozarme, libre para sonreir, para elegir y equivocarte.

No llegué a decirte a penas nada de lo bueno que veía en tí. Suponiendo absurdamente que lo sabías todo, olvidé susurrarte que te añoraba, que te quería, que siempre serías mi vida. Y dejando el tiempo pasar entre promesas, obviaste mi nombre harta de batallar.

.

..Vuelve pequeño ángel, vuelve.... Regresa a soñar conmigo, cuidame en mi camino con tus alas, o simplemente abrazame... pero quédate junto a mí.

jueves, 15 de octubre de 2009

Para tí, dulce niña mía...


Y cuando cierres los ojos y sea la luz clara y pura de la luna el único resplandor al que seguir... cuando sea su voz el llanto eterno y no quede más que el humo que se va... será entonces cuando entiendas el dolor que ella sintió, el color de cada lágrima enjugada, la paz del suspiro eterno que voló.

***

Ángel dulce y descuidado, que proteges con tus alas mi existir... cuida atento cada paso y ten la certeza de que un día moriré junto a tí. Si he mirado tu sonrisa entre las sombras, he secado cada lágrima y sufrir... Convertí cada sueño en mi vigilia, grité por tu amor, MORÍ... pero cada mirada tuya, cada gesto, cada olor, me devuelve a la vida de nuevo, olvidando mi tristeza, mi vergüenza, mi dolor. Quizás sea cierto, cariño, y el veneno inunde tu ser, y aún sabiendo que caigo hacia el vacío... ¡NO ME IMPORTA! Pues tu cuerpo volará a mi lado, cuando torpe e insegura como soy, no me quede más que despedirme, ni más recuerdo que tu amor.
Omara: Solo voy a decirte dos palabras, y con eso será suficiente: TE QUIERO!

domingo, 4 de octubre de 2009

Olvidate de mí


Hace poco vi una película que me ecantó, especialmente una parte. Tanto es así que me gustaría poner aquí el diálogo que más me llamó la atención, espero que os guste:


-De verdad, vayamonos, tengo que volver en coche con mis amigos.
-Pues vete!!
-Y lo hice, pensé que quizá estabas chiflada pero eras excitante.
-Ojalá te hubieras quedado!
-Yo también lo desearía, ahora desearía haberme quedado y haber hecho muchas cosas.¡oh vaya, ojalá… ojalá me hubiera quedado, en serio.
-Pues yo cuando bajé ya no estabas.
-Me fui, salí por la puerta.
-¿Por qué?
-No lo se me sentía como un niño asustado, y no se, me ví con el agua hasta el cuello.
-¿estabas asustado?
-Sí! Creí que ya sabías eso de mí. Volví corriendo hacia la hoguera intentando vencer en mi humillación, creo…
-¿fue por algo que dije?
-Sí. Dijiste: PUES VETE! Con mucho desdén… sabes?
- Ahhh… lo siento.
-No importa.
-Joel!!! Y si esta vez te quedaras?
-Salí por la puerta…. No me queda ningún recuerdo.
-Vuelve y al menos inventa una despedida, finjamos que la tuvimos.
-Adios Joel…
-Te quiero

Se despide un genio


Comentario de texto I: “Se despide un genio.”

En este texto el autor, Gabriel García Márquez, trata de reflexionar sobre lo que probablemente ha sido su caminar por la vida. Y es entonces, cerca de la muerte, cuando llega a comprender lo equivocado que ha estado en muchas ocasiones.
Asume que con frecuencia utilizamos nuestros pensamientos de una forma erronea, transmitiéndolos a los demás sin ningún tipo de consideración, de un modo brusco, o sin tener en cuenta los sentimientos de aquellos a quienes se lo decimos. Entonces llega a la conclusión de que si tuviera una segunda oportunidad cambiaría eso. Pero también asegura que no por ello dejaría de ser fiel a sus pensamientos, simplemente, buscaría una forma de expresarse por la cual nadie resultura herido emocionalmente. Estoy de acuerdo con esto. Recurrimos con demasiada frecuencia al egoismo. Nos creemos en todo nuestro derecho cuando sin pensarlo dos veces decimos algo, pero en contadas ocasiones tenemos en cuenta las emociones de los demás. Esta parte del texto me hace pensar en otro que leí hace tiempo, decía que cuando tienes un pensamiento, o una información sobre alguien que sabes que va a hacerle daño, quizás lo mejor no sea decirlo, sino callarselo. Utilizaba una metáfora que me gustó: las 3 barreras. No recuerdo con exactitud cuales eran, pero se que a grandes rasgos trataba de hacernos recapacitar sobre lo que he dicho antes. Si no tienes la certeza de que lo que vas a decir es verdad… mejor no lo digas. Si no va a aportarle nada bueno a la otra persona, omitelo. Y si finalmente ninguno de los dos va a obtener un beneficio de ello, está claro que lo más adecuado es olvidarlo.
¿Para qué decirlo todo sin pensar nada? Realmente es algo inútil. Quieres a alguien, y sin embargo cuando tienes una idea que puede resultar dañina para esa persona, sin dudarlo lo dices. Tal vez esto sea uno de los tantos defectos que tenemos los humanos. Para no ser heridos pisoteamos a los demás, aún tratándose de un amigo, una pareja, un familiar… anteponemos nuestro dolor al suyo, dándole un valor excesivo a todo lo nuestro, y demasiado poco a lo de los demás. Lo peor no es que sea un defecto, algo que seguramente nos viene dado de serie… sino que acabamos por acostumbrarnos a esto, y dejamos de considerarlo algo malo, en realidad dejamos de considerarlo. Es normal tener defectos, pero no lo es tanto resignarse a ellos. Y menos aún, tener que llegar a situaciones como estar cerca de la muerte, para comprender que esta actitud servirá de poco. Nos acostumbramos a ello, del mismo modo que nos hacemos a la idea de que todo en la vida tiene únicamente valor económico, dejando a un lado, lo que es frecuentemente más importante: EL VALOR EMOCIONAL. Todos podríamos vivir con un mínimo extremedamente pequeño de dinero, pero sin embargo creo que pocos podrían vivir sin un recuerdo, algo que les haga volver a un instante feliz. He observado que incluso los mendigos que viven sin tener prácticamente nada, llevan consigo (casi todos) una foto o algo parecido. Simplemente un vínculo con un momento que no querrían olvidar. Una caricia, un beso, una sonrisa, incluso una palabra, son casi siempre mucho más importantes que el dinero. Pero nuevamente nos moldeamos hasta darle demasiado valor a lo material, y demasiado poco a lo sentimental.
Pasamos por la vida demasiado distraidos, perdiendo, como dice Márquez, segundos de luz constamente. Y seguramente cuando pasa el tiempo, acabas por añorar lo que no hiciste. Esos segundos de luz que te perdiste, o que probablemente obviaste, demasiado ocupado en…. A saber qué. Entonces resulta muy fácil echarse las manos a la cabeza y pedirle a Dios que te devuelva lo que no quisiste, y muy complejo darse cuenta de que somos nosotros mismos los verdaderos culpables.
Este escritor hace alusión a otro “gran defecto” que también me llama la atención, dice: “Me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto no solamente mi cuerpo, sino mi alma.” ¿Cuántas veces nos ponemos una máscara para que los demás no puedan hacernos daño? Y es curioso, en lugar de ocultar lo malo y tratar de corregirlo, suele estar en la superficie de este antifaz todo lo que puede llegar a hacer daño. Porque claro, si quieres evitar sufrir lo más lógico es mostrar lo bueno, luchar por mejorar lo malo… Pero quizás eso resulte muy difícil, y tomamos una decisión: Ir por el camino más corto. Así si yo soy borde con los demás, nadie se me acercará, nadie me conocerá, y por lo tanto nadie podrá hacerme daño. Se que lo mejor sería “desnudarnos” ante la vida, pero aún teniendo claro que debería ser para nosotros una prioriodad, soy consciente de que es algo difícil de conseguir. Al igual que lo es olvidar el odio. Un sentimiento tan fuerte, tan dañino, no para el odiado que por lo general ni se da cuenta, sino para el que odia. Que acabará por pasar su vida preocupándose de malos sentimientos, y dejando de lado lo que debería cultivar. Estar siempre dispuestos a darlo todo por los que nos rodean, porque ciertamente ellos lo merecen. Y no solo por lo bueno, también por lo malo. Porque quizás sea necesario siempre un punto de inflexión entre el bien y el mal. Me explico: Dice el autor: “Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de sus pétalos.” Y quizás lo interprete de una forma equivocada, pero para mí eso significa que no todo lo malo es tan malo, que llega a ser necesario. Necesitas sufrir para valorar lo que tienes, aunque no debería ser así. Igual que no podríamos sobrevivir en un día constante, ni en una noche perpetua. Tampoco podríamos hacerlo siendo constamente buenos, llenos de virtudes, o malos, horriblemente maléficos. Todo está bien en equilibrio, o así lo creo yo. Quizás para amar debes saber odiar. Y sí es cierto que deberíamos estar con nuestros amigos, dispuestos siempre no solo a la felicidad, sino a un dolor que tarde o temprano deberás sentir. De nuevo esto me hace reafirmarme en mi teoria de que el bien y el mal que siempre van de la mano, se necesitan el uno al otro.
Dice también Gabriel, que no envejecemos y dejamos de amar, sino que envejecemos cuando dejamos de amar. Creo que tiene razón, vivimos movidos por sentimientos, unos más fuertes y otros menos intensos. Siempre con la ilusión de algo que llega: un amor, una amistad… Si perdemos eso ¿para qué vivimos? Sin ilusión, esperanza… Perderíamos la vitalidad, esa luz en los ojos cuando esperamos que todo salga bien, cuando amamos. Esa curiosidad por todo lo nuevo, y ese sentimiento de libertad, de no tener límites, porque somos capaces de sentir. Libertad que puede hacernos volar, reir, llorar, caer, levantarnos o permanecer en el suelo… Pero siempre como consecuencia al amor, amor por la vida. Una vez perdido esto, el sentido de la vida perdería fuerza, y finalmente envejeceríamos.
Todos los padres tienden a darnos alas desde pequeños. Primero unas alitas de juguete, que sirven para revoletear sin posibilidad de hacernos daño. O intetando siempre que nos caigamos lo menos posible. Al principio estamos muy contentos con estas alas, ya ves… tener libertad siempre será algo impresionante. Pero tienes también los pies atados. Por tu bien, por supuesto, pero atados. Y esa sensación de libertad se reduce, aunque continua siendo grande. Creo que eso bueno. Dar la posibilidad a un niño de aprender por sí solo, pero poniendole “cadenas” en cierto modo, pautas, que sin lugar a dudas acabará por aprender a quitarse esas cadenas y saltarse las pautas, en busca siempre de más libertad como si esto fuera algo únicamente bueno. Pero ¿qué sería de nosotros sin un camino marcado, recomendado, que seguir? Seguramente todo nos quedaría grande, porque en nuestro diminuto cuerpo, no cabe el mundo entero, no cabe la experiencia imposible de adquirir hasta pasado mucho tiempo, ni la razón en ocasiones. Y esto derivaría en algo malo, un sentimiento de inferioridad, porque anteriormente nadie se detuvo a guiarnos. Por eso no estoy de acuerdo en dar alas y dejar que aprendamos solos. También pienso que estas alitas ligeras en principio, acaban por pesar con el tiempo, y sin duda se añora la tranquilidad de las cadenas. Esto me hace pensar que tendemos a tener una idea de la libertad equivocada. No es siempre algo bueno, y muchas veces huimos de ella. Libertad para tomar decisiones, pero cuando debes tomar una importante tu alma grita, y corre asustada.
Es para mí el hombre un ser que aún teniendo cinco sentidos, camina por la vida sin ninguno de ellos. Se limita a andar, a trabajar, a luchar por llegar a un límite. Con el tiempo nos olvidamos de soñar, y es este pequeño detalle el que nos va cegando más y más. No hay una utopía, un ideal que conseguir, solo hay que caminar para llegar un día a ver el último aterdecer, y nuevamente el hombre se resigna a sus defectos. Agacha la cabeza y prosigue con su paso ligero, sordo, mudo y ciego. Hasta que finalmente, cuando ya descansa sentado en el fin de su sendero, se da cuenta de lo hermoso que es todo lo que dejó atrás. Y comprende el sentido de vivir. Pero nuevamente es tarde. Piensas entonces que fuiste orgulloso, egoista, maleducado, triste e indiferente. Que te escondiste tras una coraza, y que guardaste tu esencia en la almena más alta de un castillo perdido. Que por tener una fortuna, dejaste a un lado la que de verdad importaba, y que no le diste valor a aquella palabra que te dijeron, ni a aquella carta que recibiste, porque estabas inmerso pensando en el día que todo llegara a su fín. Te lamentas cuando descubres que no dijiste te quiero cuando pudiste, y que quizás por culpa de esto esas personas ya no están a tu lado. Comprendes que siempre creíste que habría un momento en el que podrías apartarte del camino un rato, y VIVIR, pero ese momento no llegó, ciertamente TÚ te encargaste de que no llegara. Y allí, en tu lecho de muerte sollozas, porque nadie te recordará, ya que la coraza impedía que vieran tus sentimientos y escucharan tus pensamientos. Si es que finalmente, somos solamente el polvo de un recuerdo, y comprendes, al final que el tuyo voló demasiado lejos hace mucho tiempo. Recuerdas imágenes que pasan rápido por tu mente: aquel padre que le tiende la mano a su hijo recién nacido, y este la agarra, devolviendo la ilusión a su alma. Un gesto siempre tan pequeño, tan insignificante, y tan lleno de significado… Que llega a darle la vida, con tan solo un apretón de dedos. Esa vida que egoistamente convertiste en frívola, sin dejar pasar al sol, congelando cada sentimiento bueno, reprimiendo cada sonrisa. Y únicamente queda pedir, otro pedazo de vida.

sábado, 26 de septiembre de 2009

más que suficiente.


La luz de aquel amanecer se posó sobre sus ojos, ella los abrió lentamente. Se levantó de la cama, y cuidadosamente se acomodó el pelo. Hacía tiempo que no sonreía. Un mechón casi rubio tapaba su ojo izquierdo, y sus labios de un rojo intenso contrastaban con su piel, tan pálida que parecía una muñeca de porcelana. La rutina llamaba a su puerta aquella mañana de otoño, y quizás en otro momento habría refunfuñado, pero se sentía bien. Aquel sol ya no lucía tan intensamente, pero aún calentaba su piel, y el viento entraba jugando por su ropa. Eso sumado a todo lo que le había ucurrido de unos meses a ese punto, resultaba suficiente para sonreir.

martes, 22 de septiembre de 2009

Impotencia. Rabia. Dolor. Y otra vez faltas tú.

Esta noche no te toca. Tu camiseta está en el rincón donde guardo los malos recuerdos cuando solo deseo olvidar.

Te confundes cuando dices que me entiendes, no te molestas ni tan siquiera en recordar mi mirada, en navegar en sus profundidades en busca de lo que realmente habita en mí. No tratas de conocerme, solo de no hacerte daño.

Te equivocaste de persona.

He dado por tí mil instantes, segundos de una vida recién estrenada que pasan volando, desperdiciados tal vez, buscando tus labios de nuevo.
Sabes que te amo, pero es tan fuerte el dolor que has provocado en mí, tan clara y concisa mi voz gritando de rabia... que no tengo claro ni uno solo de mis pasos.
Dices que vas a llamarme, que esta vez será diferente. Pero dime, ¿qué es lo que vas a cambiar? ¿Tu forma divertida de tocar mi alma? ¿Vas a meter cada lágrima en un vaso de cristal? No puedes devolverme mis noches a oscuras, agarrada tan solo a tu recuerdo. Ni abrir mi cabeza para sacarte de allí. Y aunque jures que soy yo todo lo que siempre has necesitado... ya me he cansado de ser tu Luna. Esta noche, sin duda, no verás ni uno solo de mis rayos.

Ya no me sirve de nada mirarme al espejo recordando tus caricias, y si pudiera arrancarlas de mí, seguramente lo haría en este instante. Ya no importarían tus promesas, esas que gritaste una y otra vez, haciendo mucho ruido, pero como casi todo lo que llega de este modo, acabaron por quedar en simples voces. Tampoco sería relevante tu forma de besarme, apretando primero suave tu boca contra la mía, y dejando que mis labios, infinítamente más finos que los tuyos, se perdieran con tu lengua. Porque no quiero dejar de ser lo que soy. Me gusta la calidez con que acojo lo que viene, sin preguntar por qué está en mi vida, aceptando que es algo bueno y que debo cuidarlo. Mi sonrisa despreocupada, mi forma probablemente alocada e impulsiva de amarte. Mis ojos cristalinos al pensar en tí. Me gusta ser la niña que trata de ayudar, simplemente porque le importa la felicidad del otro. Odio sin embargo, que trates de cambiarme. Queda atrás la sonrisa inocente que dibujaste en tu cara aquellos días, y ya no te importan mis lágrimas, no procuras evitarlas, ni me das la mano prometiendome volver.

TU DOLOR, TU SUFRIMIENTO, TU DOLOR DE NUEVO... todo lo TUYO es inmenso. Es como si solo lo malo ocupara tu vida. Y finalmente fuiste tú el que dejó que todo se acabara. Te quise desde el principio, y no he dejado de hacerlo. Pero es necesario algo más para estar bien con una persona. Esa es la parte que falla. Tu sensibilidad, el empeño en valorar y comprender los pequeños detalles, tu paciencia... todo eso lo has borrado. Sinceramente, me toca apartarme. Tu frívola lengua pronunció palabras demasiado hirientes, y no seré yo la que te llore otra vez. No me sentiré minúscula a tu lado otra vez, no esperaré una simple palabra, no valoraré lo que haces, ni olvidaré lo que NO HACES, porque llegado este punto considero que no merezco sufrir más. Intentando ser lo mejor para tí, dejando a un lado lo que me importa, tú conseguiste todo lo contrario.

Impotencia. Rabia. Dolor. El más intenso que he sentido hasta ahora. Y otra vez faltas tú.

¿Dónde estás cuando más duele? ¿En qué ocupas el tiempo, solo en agobiarte? ¿En recriminarme quererte, únicamente por miedo a que te quede grande? Todo lo que amo de tí, ¿dónde está cuando te enfadas?
Finalmente esperaré tu llamada, pidiendo a voces un argumento a tiempo, algo que me haga creer de nuevo, que luchar por tí merece la pena. Porque te quiero.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

....solo nos quedó la espuma....


Comienzo mi historia con una frase tuya, trantando tal vez de continuar lo que no empecé yo:

...Después de romper la ola solo nos quedó la espuma. La misma espuma que me arrastró a tu lado, siendo solo lo que ves, una veleta quizás perdida en un mar que no le corresponde. Un trozo de madera hueca que flota en la inmensidad tratando día a día de llegar hasta la orilla. El mismo pedazo de nada que una mañana te hizo sonreir, ese que enjuga su llanto con tus verdades, y dibuja sus sonrisas con esperanza. Siendo constantemente el pequeño punto de un color vivo aún por descubrir en tu mirada, la palabra que te callas y el silencio que quema tu lengua. Convirtiendome en la luna, en TU LUNA. Y alumbrando cada noche tu reposo, calmando tus temores y cuidando tu vuelo cuando por fín abres tus alas sin miedo y consigues despegar, hermoso como eres, dejando atrás cada ápice de cordura, y enloqueciendo buscando tu libertad. Esa que tú mismo escondiste debajo del colchón para no mirarla a los ojos, para no ser, quizás, demasiado escandaloso pasando por la vida, intentando no dejar huellas que después no puedas borrar.


Los restos podridos del corcho que tanto luchó por llegar a tierra firme, sin tener claro cómo hacerlo, asustado en ocasiones, valiente otras tantas... llega a una orilla en la que es tan solo un cuerpo extraño, algo simple e inutil que poco aportará a la belleza de aquella isla. Sin embargo pasa a ser imprescindible en su paisaje. Eso soy yo.


Seguramente tu Luna a veces se apagará, dejando que tu cuerpo sienta tan solo un destello de su luz, pero no dejará de contemplarte, y temerosa continuará velando por tí cada noche. Su palidez mortecina, pero bella al mismo tiempo, se reflejará en tus ojos dandote el valor, la fuerza, el ímpetu y la paciencia que tanto necesitas. Su voz, imperceptible para tu oido, susurrará tu nombre, y vencida por el sol únicamente podrá esperar, tener paciencia, calma. Aprender a quererte de otro modo, uno más fuerte y decidido, dulce y tierno, compasivo y despiadado... hasta que seas tú, ángel de ensueños y promesas, el que impaciente sonria cada noche cuando su tenue luz brille en tu piel.


Soy también esa sal que se impregna en tu piel en las tardes de verano. La que arrastrada por las olas deja atrás su hogar para encontrar reposo en tí.


El viento que te acaricia, siendo a veces bofetada, y otras, dulce gesto de ternura.


Soy la gaviota que vuela libre, decidida y despreocupada. La que contempla tu cuerpo juntarse con el mar. Esa que se posa en una piedra y únicamente observa la belleza del instante, mientras juegas con la arena.


Y finalmente soy parte de tu esencia, de tu vida, de tu ser. En las noches frías correré asustada lejos de tu recuerdo, intentando ser algo, procurando dejar de serlo todo. Y ya no seré tu luna, no seré tu sol. Seré la estrella que muere a años luz de tus ojos, la que guió tu camino y después, sin hacer ruido, dejó que vieras el final más hermoso. Tan pequeña ante tus ojos, tan grande en realidad. Simple faro que una nube tapa con facilidad. Bola de fuego, tan ardiente como un beso, y tan tenue como un adios.


Sí, puedo serlo todo por tí, ser todo, incluso transformarme en nada, pero.. ¿cuándo entenderás que solo soy el reflejo de la lágrima más pura que fuiste capaz de llorar?

lunes, 14 de septiembre de 2009

Pensamientos


Mirando hacia atrás muchos quieren olvidar lo que vivieron, y es comprensible. En ocasiones el dolor inunda nuestras almas, el corazón parece estar partido y sus pedazos repartidos sin cuidado por distintos lugares, seguramente olvidados. Es entonces cuando deseas borrar ese mal recuerdo, y gritas lleno de rabia, pensando que sin haber pasado aquello estarías mucho más feliz.


El dolor del primer amor a quien le entregaste todo de tí. Tu primer beso, tu primera caricia, tu primera mirada con esos ojos enamorados llenos de brillo y esperanza. Y una mañana sin preguntar, sin mirar lo mucho que deja roto a su paso, hace su maleta sin cuidado y despiadadamente se marcha de tu vida. En ese momento tocas sus cartas, las lees, incluso puedes sentir la presión de sus dedos doblandola cuidadosamente. Sus palabras zalameras, las mismas que antes calmaban tu tristeza, ahora multiplican el dolor por una cifra exagerada. Te miras al espejo y logras verle despeinandote por detrás, jugando con sus manos a unirte los lunares. Oyes su voz, su tonito burlón diciendo lo fea que estás con esos pantalones nuevos, y contemplas otra vez la sonrisa picarona que se dibuja en su cara cuando te los quita suavemente. Sabes con certeza que no recorrerás más calles de su mano, que seguramente no volverá a escribir tu nombre en sus cuadernos, y aún así, tienes la certeza de que nunca dejará de ser parte de tí.


Viene después la desilusión de una amistad perdida. Por motivos que desconoces la vida decidió separaros, y aquella niña dulce y alegre que siempre jugó contigo ahora pasa junto a tí sin cruzar ni una sola palabra. La contemplas, y piensas en lo mucho que ha cambiado. Antes era un chica alocada pero que tenía las cosas claras, con su pelito corto siempre despeinado, sus pecas y sus pantalones anchos. Pero ahora es una jóven no muy alta, con una larga melena rubia ligeramente ondulada, esa sonrisa que siempre tuvo para todos es aún más hermosa, y su ropa ceñida deja ver claramente hasta la última curva de su cuerpo. Abres aquel cuaderno que os escribisteis, y lees sus palabras detenidamente. Sonries, porque es lo único que puedes hacer, eso y desear que todo le vaya de lujo, y que alguna vez volvais a estar como antes. De todos modos duele. Puedes sentir el corazón pincharse, entonces agradeces haber sufrido antes, porque eso te hizo más fuerte. Y piensas que esta pérdida te habría hecho sentir peor si no hubieras aprendido anteriormente a resurgir de tus cenizas.


Acabas por asumir que habrá miles de cambios en tu vida, que lo que ahora parece estable acabará siendo una montaña rusa de sentimientos. Decisiones que te alejan de aquellos a quienes quieres, momentos que te unirán a nueva gente, sonrisas que te harán decantarte por otras experiencias, y lágrimas que te devolverán a tu rutina anterior. Sabes que un día, tarde o temprano, te llamarán para darte una plaza en otro lugar, más o menos cercano a tus amigos, y que tendrás que aceptar por tu futuro. Entonces te tocará tomar la primera decisión realmente importante de tu vida. Para ese momento tu caminar por este mundo te habrá enseñado grandes cosas, y te hará elegir correctamente. Decidiarás mejorar tu mañana y te marcharás a estudiar a otro centro, donde empezarás más o menos de cero.

Cierto, todo parece extremadamente horrible, sin gente en la que apoyarte, sin una persona que te quite los miedos con una palabra... Pero te acabas dando cuenta de que has hecho bien. Aparecerán grandes personas dispuestas a ayudarte.

Probablemente un muchacho mirará divertido tu inexperiencia en aquel lugar, te enseñará cómo moverte por allí, y acabará tendiendote su mano para todo lo que necesites. Tal vez una joven parlanchina te hablará como si te conociera de siempre, contandote que su novio vive muy lejos, pero que le quiere, que hará mil viajes para verle, que trabaja para comprarse un piso con él, que discuten con frecuencia, pero que lo daría toooodo por una sonrisa suya. Sonrerirás, con uno de esos gestos forzados de cuando te sientes incómodo. Pero te caerá bien. Te sentirás agusto, todos te tratarán bien, y finalmente sin buscarlo... un día aparecerá.... sabrás que es él, solo necesitarás mirarle para darte cuenta, es la persona a la que buscabas. Ese por el que no te importará esperar, por el que comprenderás tantas cosas que antes quedaban fuera de tu mente. El mismo que llenará tu cabeza con cosas perfectas, y que te hará sonreir mil veces recordándote sin decirlo, lo mucho que te quiere. Y después de haber conocido todo esto llegas a pensar que tanto dolor mereció la pena, y que, aunque hayas deseado a lo largo de tu vida borrar mil momentos dolorosos, días, meses, incluso años... jamás te habrías perdonado olvidar nada de aquello. Te descubres sonriendo, tocandote los labios y sintiendo el calor del primer beso. Luego te miras al espejo y recuerdas que te has cortado el pelo como lo llevaba tu amiga de pequeña, nuevamente sonries. Pasan por tu mente millones de momentos con personas especiales, disgustos, enfados, buenas y malas noticias... Pero tu gesto no cambia, sigues sonriendo. Porque en ese instante recuerdas algo aún mejor. Pasos de cebra con este segundo gran amor que ahora ocupa tu pensamiento, paseos de la mano, momentos juntos, otros separados, pero siempre unidos de algún modo. Sonrisas que se dibujan en tu cara sin tener ningún motivo, solo porque estás junto a él. Lágrimas de impotencia. Por último recuerdas algo... algo que nunca podrás olvidar. Oyes su voz gritandote a lo lejos: ¡TE QUIERO! Ahora sabes que decididamente nunca borrarías ni uno solo de tus pasos, porque juntos formaron el camino hacia lo mejor que ha podido pasarte... ÉL.


P.D: Alex, Omara, Marina, os quiero un montón. De verdad, el cambio de instituto habría sido muy difícil sin vosotros. GRACIAS.

Paco, pequeño nubarrón de sentimientos mezclados... sabes que eres lo más bonito que hay en mi vida, siempre te lo he dicho. Quiero poder despertarme a tu lado una mañana y sonreir porque ya no tendré que despedirme. Tal vez ocurra en un futuro. Por el momento, lo que me encanta es saber que al otro lado del ordenador alguien lee feliz mis palabras, diciendo cosas geniales y haciendome sentir locamente enamorada. Siempre me tendrás para todo, mi vida, PARA TODO. Asique hazme un favor, deja que alguien sea realmente tan feliz como yo cuando te veo sonreir. Cuando vengas te llenaré de todo lo que tanto necesito darte. Te quiero (L) AH!! TONIGHT TONIGHT TONIGHT(8)

domingo, 13 de septiembre de 2009

El color de una vida.


Es cierto, a veces sirve una simple palabra para que el sentido, incluso el color de una vida cambie. Estaban borrosas en mi alma tus miradas, el sabor de tus besos, el tacto de tu piel... y esta noche pude sentirte tan cerca como aquella vez.

Jugábamos despreocupados a decir tonterías, a hacer eso que tanto necesitábamos: querernos. Es lo más hermoso que me ha pasado en este mes. Quizás también en este año, y frente a la copa de champange, despidiendo estos 365 días sonrío pensando en tí. Hace poco estabas en mi cama, con la mirada sobre mi cuerpo, dibujando en cada abrazo mi felicidad.Y aún puedo olerte, sentir tu peso sobre mi pecho, oir tu risa y tus palabras. Por cada noche hablando sin parar. Por cada tarde simplemente paseando junto a tí, por esas tonterías que me llenan de luz... ¡por tí, por mí! Por nosotros, quédate un minuto más y yo pararé el tiempo para estar a tu lado.

Agárrame la mano. Cierra los ojos. Desea estar a mi lado un rato más, y al abrirlos todo se habrá detenido a nuestro alrededor. Sólo existiremos tú y yo, dándonos vida con la mirada, llenos de ternura. Recordando el latido de tu corazón junto a mi pecho, esa primera sonrisa, tus ojos frente a los míos... Las despedidas apoyados en mi pared impregnando mi cuerpo de besos, y el vacío inmenso al sentirte detrás de la puerta. Las ganas de volver a verte, la promesa de hacerlo y la intención de estar aquí para siempre.
Porque eso será lo mejor que pueda pasarme, el mayor de mis recuerdos este año, y el deseo más especial para el siguiente... TÚ.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Para tí.


Se torturaba cada noche pensando en lo difícil que sería controlar sus sentimientos. No, aquella vez no sería distinto.

Luchaba por ser un poco más mujer, sin perder su tierna niñez y su dulzura... pero le resultaba imposible abrazada a la camiseta celeste desgastada que él le dejó de recuerdo.


Colocó en la estantería aquel frasquito de aceites aromáticos: Rosa, cereza, coco, piña, menta, hiervabuena, plátano.... Allí enfrente estaba el quemador, los pétalos de rosa y las sales de baño. Todo listo para uno de esos relajantes momentos sola con sus pensamientos. De vez en cuando le gustaba regalarse esos instantes en los que el mundo exterior no importaba en absoluto. Ni el instituto, ni los problemas con sus amigos, ni la distancia... NADA era más importante que ella. Se desnudó suave y sensualmente.

Primero metió un pie en el agua. Luego el otro. Y acto seguido el resto del cuerpo. Notó sus mejillas sonrojarse, aquel cálido aire le dibujó una sonrisa en la cara. La espuma jugaba entre sus dedos, y el aceite aromático de rosas se evaporaba despacio, dejando un dulce olor en el cuarto de baño. Todo era perfecto, todo menos una cosa... allí faltaba algo, mejor dicho, faltaba ÉL. Dudaba que aquella bañera pasara del metro de largo, pero en cambio se le quedaba inmensa, y lo habría dado todo por poder agarrar la mano de ese muchacho que tantos buenos momentos le había regalado. Buscó su olor entre la espuma, pero todo intento fue en vano. Nada. Respiró profundamente cerrando los ojos y prestando especial atención a la música que se había puesto de fondo, con la esperanza absurda, de que él gritara un te quiero desde otra habitación. Sin embargo solo oía a los vecinos, que estaban demasiado preocupados pensando en la nada, demasiado agobiados buscando soluciones a problemas, seguramente, muchos más complejos que los suyos. Siempre había odiado esa forma frívola y descarada de la gente de pasar por la vida, inmersos en millones de ideas extrañas que no conducirían a nada, dejando de lado hasta el más fuerte y puro de los sentimientos, mecanizando cada paso, guiándose únicamente por la mente, y ocultando tras un escudo de hierro el corazón. Llevaba años viviendo en aquel bloque, en aquella calle. Conocía a casi todos los vecinos, y siempre había pasado sonriendo saludando con cariño a cada uno de ellos. En cambio, ninguno se había percatado de que la sonrisa de la jóven ya no brillaba como antes, que era dulce pero triste, y que su mirada volaba mucho más lejos de lo que jamás habrían imaginado. De todos modos daba igual, esperar siempre había sido su fuerte. Y realmente lo que pensaran los demás no era importante. Se tenían el uno al otro, de una forma más difícil de lo que deseaba, pero se tenían. Al menos contaba con su cariño, aunque fuera através de un simple ordenador.

Dejó de pensar en todo aquello, salió del agua, mucho más relajada, se envolvió en una toalla y sintió la última gota recorrer su piel esde el cuello hasta el dedo gordo del pie.


Encendió el ordenador después de haber recogido todo. Inició sesión en su cuenta del messenger y una ventanita le saltó inmediatamente:


.....lo bueno nunca acaba si hay algo que nos lo recuerda (8) dice:

un beso ángel


Y para finalizar un dibujito de unos labios. Sintió como se sonrojaba de nuevo. Es tan perfecto... Recordó entonces el paseo por las calles de Madrid, y lo bien que conocía el camino para llegar a la Gran vía. Sonrió pensando en la explicación que le había dado sobre por qué no preguntaba a la gente cómo llegar, su teoría de sentirse pequeño frente a los demás. Y se echó a reir finalmente cuando pudo ver con claridad los ojos burlones de él fijos en los suyos. Tenía razón. El hostal era bastante cutre, pero nada con él era malo. Donde estuviera su sonrisa todo sería especial.

Se puso la camiseta celeste por encima, lo olió repetidas veces. Le resultaba agradable su sudor, por mucho que los demás dijeran que era asqueroso. Te quiero tanto...

Y sonrió, porque a fín de cuentas, siempre habrá alguien en Cádiz pensando en ella. Y porque jamás dejará de haber una chica que grita con el corazón su nombre, a muchos kilómetros de él. En realidad, esto es el amor... tener una necesidad y cubrirlas todas con una sola palabra suya.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Jorge, cielo, simplemente me encanta tu esencia :)

Atardece una sonrisa sin ti. Amanece pero no es suficiente porque mi alma se rompe, intoxica mi sueño con tristes recuerdos magullados por la dulce mentira de tu pelo. Sentado en el ocaso, contemplando reflejos de cariño solo. Sin nadie que se me apoye en el hombro, suspirando canciones de amor al silencio, muriendo por rosas que nunca tendrán dueño… y un nudo en la garganta helada, un escalofrío ardiente.

Hoy tengo el pensamiento turbio, tu marejada no para de arrastrarse en mis orillas.

Amarga hiel, terciopelo, y un vaso de pensamientos incontrolables con hielo.

martes, 1 de septiembre de 2009

Desmayarse, atreverse, estar furioso...


Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor süave,

olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño;

esto es amor, quien lo probó lo sabe.



Lope de Vega

lunes, 31 de agosto de 2009

Snuff


Porque a veces es suficiente una mirada, si me amas marchate. Me rozaste con tus labios, entregando el corazón al desastre, te dejaste querér, me envolviste en tu sinceridad, en tu calor, y porque se que voy a herirte te diré que si aún me amas..... ¡ DEBES MARCHARTE!


Jorge: Siempre has sido un gran apoyo, aún en la frivolidad de tus palabras encontré el consuelo necesario. Más de una vez tu mirada me hundió plenamente, negandome ver la luz, intentando que me arrastrara por el barro una y otra vez como si aquello solo te causara placer. Pero gracias a eso comprendí la importancia de ser fuerte, y hoy debo agradecerte las largas noches tratando de hacerte el duro, las tardes escondido tras tu máscara, y el trocito de alma que reservaste para mí. Ese que me permitió ver la luz que habitaba en tí.... el mismo que me abrió la puerta al dolor y me entregó la más absoluta y plena felicidad.

Hace ya 3 años que nos conocimos, y he aprendido grandes cosas de tí, por eso espero poder quedarme a tu lado contemplando tus pasitos para poder caminar con la certeza de que algo bueno esperará al final. ^.^


(Canción preciosa de Slipknot Snuff, espero que os guste: http://www.tu.tv/videos/slipknot-snuff-subtitulos-castellano)


sábado, 29 de agosto de 2009

Por Toni

Cariño:
Te quiero decir que nada es mayor que tu belleza. Aún tienes la hermosura de antaño. Son cosas que se recuerdan cuando estás sólo.
Yo quisiera hacerte tan feliz como mereces, pero únicamente puedo pedir amor aún sin tenerlo. Me duele pensar que ya es tarde para poder amarnos tan despreocupada y sinceramente como aquella noche.
Tu sabes lo enamorado que estoy y me enloquece pensar en no poder tenerte. El cariño que aquella vez nos entregamos jamás será tan dulce entonces.
Muero por un beso tuyo. Sin ese miedo irracional dar menos, podríamos tener tanto…
He pensado en ti cada minuto, tratando de tenerte a mi lado otra vez. Porque nada es tan bello como tus tiernos besos. Eres lo que tanto he deseado a través de mis sueños y mis anhelos.
Por eso, recuerda siempre que te amo, cariño.

Esta es la obra de arte construida por Toni y por mí jajajaja, ¿ves como no has destrozado nada? ¡ES GENIAL!
Para los lectores diré que Toni escribió esto conmigo, una noche de verano, tratando de dar rienda suelta a esa creatividad que tanto esconde.
Para tí..... Gracias por hacerlo por mí ;)

Jorge

Frases célebres de Jorge:

"Tu nombre cambia el significado de dulzura."

"Mi aire es fácil de descifrar si sabes que diciéndome cielo, tienes ganado un mundo conmigo."

viernes, 28 de agosto de 2009

Al menos...


Sin ganas me arrastro hasta el teclado , para decir que te quiero, para decir que te amo. Y lo único que haces es recordar lo que duele: Lo guapa que es, lo mucho que te gusta... que juega contigo, que no te importa, que la quieres, que es perfecta...


Asique pasaré las horas pensando en la nada, contemplando lo que me queda de tí... viviendo de lo único bonito que poseo, tu recuerdo. Y sonriendo entre mis lágrimas, reprimiendo mi dolor solo para ver tu felicidad.


Remendando mis heridas con el veneno que me diste, quemaré el dolor con lo poco que me llena el alma: Tus cartas, tus canciones, tus conversaciones... Aún las leo y se me rompe el alma, el corazón, pero una vez más tú no estarás para curarlo, ¿verdad?


Soy solo un juguete, y verdaderamente.... ¡NO ME IMPORTA! Al menos soy algo tuyo, al menos piensas en mí, al menos te importo... al menos... Estoy junto a tí en algún momento.. al menos no te has ido.... al menos....


28/5/2009

Saber llevar nuestra porción de noche


Saber llevar nuestra porción de noche

o de mañana pura;

llenar vacío con desprecio,

llenarlo de ventura.


Aquí una estrella, y otra estrella lejos:

alguna se extravía.

Aquí una niebla, más allá otra niebla,

pero después el día.


Emily DICKINSON.

junto a tí


Perderme en tu alma, en el pequeño rincón que me dejaste dentro de tí. Rozar con mis dedos tu corazón, y sentir que sigue latiendo por mí.

Amanecer a tu lado eternamente, besarte aun que no te des cuenta.

Y cuando sea el momento... Morir junto a tí.


11/10/2008

No es el amor quien muere


No es el amor quien muere,

somos nosotros mismos.


Inocencia primavera

abolida en el deseo,

olvido de sí mismo en otro olvido,

ramas entrelazadas,

¿por qué vivir si desapareceis un día?


Sólo vive quien mira

siempre ante sí los ojos de su aurora,

sólo vive quien besa

aquel cuerpo de ángel que el amor levantó.


Fantasmas de la pena,

a lo lejos, los otros,

los que ese amor perdieron,

como un recuerdo en sueños,

recorriendo las tumbas

otro vació estrechan.


Por allá ven y gimen,

muertos en pie, vida tras de la piedra,

golpeando la impotencia,

arañando la sombra

con inútil ternura.


No, no es el amor quien muere.


Luis CERNUDA.

Te necesito


Mi vida es una lucha en blanco y negro, no hay alegría, no hay sentimientos. Mi corazón deja de latir cuando no estás, porque esta vida es triste y fría, y el único color es el de tu amor. Por eso... ¡QUÉDATE! Deja que luche por los dos, permite que te ame como siempre. Mienteme si es preciso, pero no me dejes sola... Te necesito.


9/10/2008

Sonrisa eterna


Aun que su mirada sea tan solo un recuerdo de lo que antaño tuvo, camina cabizbaja pensnado que le amó. Se entrega cada noche plenamente a la nostalgia, y esconde sus latidos tras cada sueño roto.

¿Qué importa si sufrió si tras cada lágrima estuvo él? ¿Qué importa si rió si cada beso supoa su piel? ¿Por qué considerar injusto haberle tenido? ¿Por haber vivido en una farsa, en una mentira constante? ¿O por lograr a su lado lo que sola jamás alcanzará? Fue feliz y es lo que cuenta.

Vive inmersa en una burbuja, y aun que no quiera amor, ni amistad... aun que rechace de malos modos el más mínimo rastro de felicidad, luchó por él y moriría por su amor.

Sí, lo perdió, fue incapaz de mantenerle a su lado... pero, ¿a caso importa eso si por cada lágrima tuvo con él una sonrisa? A pesar de que ahora sea el recuerdo triste, borroso, insignificante en ocasiones, del que todos se desprenden, no podrá olvidar que un día fue... LA ÚNICA, IRREMPLAZABLE, LA QUE TODOS DESEABAN Y A LA QUE SOLO TUVO ÉL....


Mirada intensa porque habla desde el corazón, sollozo profundo porque llora desde el alma, sonrisa eterna.... Porque es el reflejo de lo mucho que le amó.


11/2/2009

jueves, 27 de agosto de 2009

Otra noche con Dani :D


Ayer pensé en tí. Estaba sentada y recordé tu sonrisa, tan mágica como el brillo de tus ojos. Qué feliz era a tu lado y qué infeliz soy ahora que necesito tu olor, tan dulce y delicado como una flor. Mi corazón no responde cuando te recuerdo, vuela lejos como el pájaro huyendo de la lluvia.
Hoy quiero terminar el puzzle de mi vida. Lo he decidido todo, perdóname.
Solo quiero saber si realmente tú comprendes que te amé… Intentaba que no sufrieras pero conseguí otra cosa. Todo es más fácil así, recordándote en nuestro ayer…


Hacía tiempo que no subía nada, porque no se me ocurría algo que mereciera la pena, pero de nuevo otra de esas noches tan especiales jugando con Dani.... Espero que disfruteis leyendolo tanto como nosotros dos escribiéndolo.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Noche de pasión


Nunca había pensado que sentiría algo así, la pasión más fuerte que había recorrido su cuerpo inundaba su ser desde los pies hasta la cabeza, haciendo una parada dulce y placentera entre sus piernas. Sintió toda su piel estremecerse, sus labios estaban secos y con un movimiento delicado y sensual pasó la lengua por el color carmín que adornaba su cara. Se mordió ligeramente el labio inferior, víctima del placer, y deshaciendose de la poca ropa que llevaba puesta dejó que su compañero descubriera el resto de su cuerpo. Tenía dos pechos henchidos, del mismo tono pálido y delicado del resto de su piel. Estaban coronados por dos pequeñas montañitas de un color entre marrón y rosa, que, envueltas en el calor del momento se erguían fuertes y duros. Se percató de que el aire entraba y salía de su cuerpo cada vez más rápidamente.

Miró directamente a aquel muchacho que sin pudor mostraba su atributo. Grande, duro y sensualmente mojado, lo agarraba con firmeza moviendolo una y otra vez. Era bastante más mayor que ella, pero en aquel momento la edad no era un dato importante. Se deseaban fuertemente, y sabían (aunque no lo dijeran) que cuando se encontraran el fuego quemaría sus cuerpos para dar paso a largos momentos de placer.

Las manos de ella tocaban habilidosamente sus senos, bajando cada vez más, como si otra parte de aquel cuerpo joven llamara poderosamente su atención. Un pequeño suspiro salió de su boca, y la chica sin poder evitarlo comenzó a gemir suavemente. Finalmente su cuerpo se estremeció sin control y aquella noche terminó con el placer más intenso que ambos habían sentido.

Y fueron capaces de hacer el amor, sin rozarse.

miércoles, 5 de agosto de 2009

No puedo...


Aún quedan 48 horas para tí, 48 infiernos para mí, y parado frente a este papel no se hacer otra cosa que extrañarte. El reloj me tortura, parece avanzar cada vez más despacio, pero puedo sentir tu olor junto a mi cara cada noche, aún estás ahí.

miércoles, 29 de julio de 2009

Un dulce de leche

El dulce de leche que mi boca degustó trajo recuerdos de mi infancia. Tenía aquel día el dulce presentimiento de que vendrías a salvarme como un ángel... pero mis latidos ya iban hacia el único lugar donde podrían acercarme a ti. Entonces busqué un rincón donde refugiarme y lloré por cada momento perdido contigo.
Aún sigo esperando que vuelvas a amarme como antes. Quizás sea algo imposible, pero nunca quise alejar este sentimiento, porque eres tan único que resulta dificil no pensar en aquella forma que tenías de mirarme. Ahora estoy comiendo, intentando olvidar el dolor de no tenerte. Nunca dejaré de saborear el dulce que tantas veces deseé comer contigo.


Dani.... increibles estos momentos, de verdad.... realmente eres capaz de convertir una noche aburrida en algo nuevo. No se cómo lo haces, en fín... cada vez me impresionas más... forma parte de tu encanto.
Para los lectores que no lo sepan, esta historia es fruto de una noche de aburrimiento, jugando a crear cuentos... una palabra Dani, otra yo. Salió esto, que nos gustó muchísimo, y aquí está...

Dani.... TE QUIERO.

miércoles, 22 de julio de 2009

Lluvia.


Desde su cama podía oir la lluvia caer tras la ventana. Hacía rato que estaba despierta, pero aquella mañana no deseaba levantarse como los demás días. Estaba demasiado lejos de sus sonrisas, de sus locuras... y aunque trataba de ser fuerte la tristeza llenaba su alma cada vez con más fuerza. Recordaba cada segundo a su lado, cada palabra... Él solía decir que ella era su ángel, que se había enamorado. Pero todo aquello sonaba esta vez realmente hueco lejano, demasiado como para aferrarse al último hilo y tirar de él con esperanza. Demasiado...

viernes, 17 de julio de 2009

Siniestra historia una tarde de invierno


Aquella tarde no era como las demás. El pelo rizado de ella se movía por el viento, y la vieja barca en la que estaban se tambaleaba cada vez con más fuerza. Normalmente decenas de parejas navegaban en ese estanque, pero allí no había nadie.

Era invierno. Los árboles parecían estar colocados estratégicamente, y sus ramas totalmente desnudas se reflejaban en el agua dibujando extrañas figuras.

Ninguno dijo nada. Él se limitaba a remar de un modo casi mecánico, mientras que ella estaba más ocupada colocándose la melena. Pero ambos se percataban de la situación.

Una vez hubieron llegado al centro de aquel estanque sintieron como algo golpeaba insistentemente la base de la barquita. El muchacho dejó de remar para utilizar uno de los remos a modo de prolongación del brazo y poder espantar así al misterioso cuerpo que golpeaba bajo sus pies. Pero en el intento solo consiguió perder el remo.

Cada vez daba golpes más fuertes. El miedo de ella estaba reflejado en su rostro, y aunque él tratara de ocultarlo, estaba incluso más asustado.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SOCORRO!!!!!!!!!!!!!- Gritó la joven. Pero nadie atendió a su grito.

Se dieron cuenta poco después de que aquel bicho monstruoso tenía aletas, escamas y bigotes. Su piel era de un color rojizo y sus ojos negros podían asustar a cualquiera.

Ambos se abrazaron, y trataron de recuperar la calma, pero les resultó imposible cuando la barca se volteó. El agua estaba prácticamente helada, y la orilla se encontraba demasiado lejos como para ir nadando. De modo que intentaron colocar la embarcación tal y como estaba antes. Pero el intento fue en vano. Aquel animal era gigante, y se dirigía firme y velozmente hacia ellos. Trataron de huir, pero la gran boca que tenía atrapó la pierna de la chica, que nadaba ligeramente más despacio que él. La sangre invadía el agua, y el pez se deleitaba al oir los gritos de dolor de su joven presa. Sin hacer caso de lo ocurrido el chico continúo nadando, y fatigado consiguió llegar a la orilla. Fue entonces cuando sofocado abrió los ojos y se dió cuenta de que se había quedado dormido abrazando a su novia en el cesped del retiro.

martes, 14 de julio de 2009

Cerrado por vacaciones


Durante casi un mes escribiré con poca frecuencia, de hecho no me comprometo a escribir. Me voy de vacaciones.

Alfffff muchas gracias por estos últimos días, me lo he pasado en grande. Gracias por momentos como los champiñones de los abrazos fuertes y muchos otros que no nombraré. Eres verdaderamente grande. Espero que leas el palillo chino "para pendientes" todos los días, y que sonrías en vez de recordar que no estoy. Te traré el regalo de cumple de Galicia okis?? y te gustará mucho (o eso espero). Pronto sabrás tocar la canción como el mejor! y me la tocarás el día 17 okis? De verdad, me lo he pasado genial..... pensaba que nunca volvería a reirme contigo.... Y eso, que eres el mejor jevusco del mundo :D Sin duda!!!!!! Ya verás el curso que viene jajajajajaja como dos campeones en clase dando latín... A ver esto era así, no? Rosa rosae, rosa rosae, rosas rosarum.... jajajajajajajajajajajajajajajajajaja Te imagino ahí con la perilla XD tocándotela en clase como solías hacer.

Por cierto qué rico estaba el granizado de limón!!! (BABAS) Vaaaale, soy una cobardica, el pobre pollo solo quería comer la patatita de mi mano.... jajajajaja. Bueno me despido que me echan T.T

Besitos nene.... yu ar de besssss!!

Lo prometo


-La última palabra que pusiste fue ADIOS.-Dijo tratando de endulzar su tono, aunque en sus ojos se apreciaba la tristeza de lo que decía.

Ella abrió aquel diario que le había regalado cuando estaban juntos y pasó a leer algunas páginas. Había pegado cuidadosamente algunos de los tickets que durante su noviazgo había recolectado. Y se dio cuenta entonces, de que no solo eran papeles, tenían un valor mucho mayor. Eran recuerdos de un tiempo pasado mucho mejor que aquel. Aunque la llama volvía a lucir con fuerza, y todo lo demás parecía minúsculo a su lado. Aquel amor no había muerto del todo, y tratando de recuperarlo se dieron cuenta de que no haría falta mucho.... sería incluso más sencillo de lo que creían.

Abrió el bolso y sacó la cámara de fotos. Se puso a mirar las imágenes de los últimos días. Allí estaban todas. Las del retiro, el bus, el tren, el fotomatón... ¡TODAS! Recordó que la tarde anterior habían llamado por teléfono unas amigas de él, pero aquel pensamiento tardó poco en esfumarse.... el muchacho la besó dulce y apasionadamente y todo lo malo desapareció por completo. ¿Qué más daba lo que dijeran los demás? Ambos tenían claro lo fuerte que era lo que sentían, y si bien es cierto que pasaron demasiadas noches llorando, tanto o más lo era que todas las sonrisas que pudieron imaginar las estaban sacando juntos.

-¡TE QUIERO PEQUE!- Dijo él mirando fijamente los ojos de ella.

-¡Y yo a tí, grandullón!- Contestó.

Y los dos volvieron a reir, dejando a un lado lo demás, como hacían siempre que estaban juntos.

Apuraban como podían los últimos días antes de que la niña se marchara de vacaciones, pero cuando recordaban que pasarían un mes sin verse se abrazaban con todas sus fuerzas, en un intento de pegarse para siempre.

-Mi amor, tal vez en tu maleta quepa.... soy muy flexible.- Siempre acababa sus frases dibujando en la cara de ella una sonrisa, era una especie de don que utilizaba con demasiada frecuencia para desarmarla.

Las manos de ambos se agarraron con fuerza, y sonrieron sin miedo de ser descubiertos. Poco a poco sus labios se juntaron, y el color de aquella tarde pasó a ser verdaderamente distinto.

Se sentía realmente plena, sabiendo que en a penas 12 horas estaría entre sus brazos nuevamente, y que cada beso sería un pequeño paso hacia algo nuevo, único y verdaderamente fuerte, que nadie ni nada podría romper de nuevo.

Aunque no lo parecía los dos jóvenes habían cambiado mucho en aquel tiempo. Él, rozando la mayoría de edad había aprendido a ser más fuerte, a mostrar sus sentimientos en el momento justo. Ella, por su lado, trataba de ser más sencilla, de no controlar sus sentimientos, y sobre todo intentaba NO PLANEARLO TODO. Habían pasado seis meses desde aquel primer encuentro carnal, y parecían muchos menos. Pero ni ella era tan niña ya, ni él tan inocente. Por separado se sentían distintos, pero juntos era todo tan perfecto que más bien creían haber retrocedido en el tiempo. Parecía que estaban en aquellos primeros días de invierno, en los que se abrazaban para darse calor, y necesitaban sentir el tacto el uno del otro para sentirse vivos.

De pronto la mente de ella regresó al lugar en el que estaban. Él dibujaba palabras en su espalda, mientras se relajaban tumbados en un parque.

-Nunca más dejaré que te marches.- Dijo el jóven, con una sonrisa en su cara.

La chica sonrió nuevamente, y pasó sus dedos por los hoyitos que le salían en las mejillas al reir.

-Nunca más me iré, lo prometo....