martes, 22 de septiembre de 2009

Impotencia. Rabia. Dolor. Y otra vez faltas tú.

Esta noche no te toca. Tu camiseta está en el rincón donde guardo los malos recuerdos cuando solo deseo olvidar.

Te confundes cuando dices que me entiendes, no te molestas ni tan siquiera en recordar mi mirada, en navegar en sus profundidades en busca de lo que realmente habita en mí. No tratas de conocerme, solo de no hacerte daño.

Te equivocaste de persona.

He dado por tí mil instantes, segundos de una vida recién estrenada que pasan volando, desperdiciados tal vez, buscando tus labios de nuevo.
Sabes que te amo, pero es tan fuerte el dolor que has provocado en mí, tan clara y concisa mi voz gritando de rabia... que no tengo claro ni uno solo de mis pasos.
Dices que vas a llamarme, que esta vez será diferente. Pero dime, ¿qué es lo que vas a cambiar? ¿Tu forma divertida de tocar mi alma? ¿Vas a meter cada lágrima en un vaso de cristal? No puedes devolverme mis noches a oscuras, agarrada tan solo a tu recuerdo. Ni abrir mi cabeza para sacarte de allí. Y aunque jures que soy yo todo lo que siempre has necesitado... ya me he cansado de ser tu Luna. Esta noche, sin duda, no verás ni uno solo de mis rayos.

Ya no me sirve de nada mirarme al espejo recordando tus caricias, y si pudiera arrancarlas de mí, seguramente lo haría en este instante. Ya no importarían tus promesas, esas que gritaste una y otra vez, haciendo mucho ruido, pero como casi todo lo que llega de este modo, acabaron por quedar en simples voces. Tampoco sería relevante tu forma de besarme, apretando primero suave tu boca contra la mía, y dejando que mis labios, infinítamente más finos que los tuyos, se perdieran con tu lengua. Porque no quiero dejar de ser lo que soy. Me gusta la calidez con que acojo lo que viene, sin preguntar por qué está en mi vida, aceptando que es algo bueno y que debo cuidarlo. Mi sonrisa despreocupada, mi forma probablemente alocada e impulsiva de amarte. Mis ojos cristalinos al pensar en tí. Me gusta ser la niña que trata de ayudar, simplemente porque le importa la felicidad del otro. Odio sin embargo, que trates de cambiarme. Queda atrás la sonrisa inocente que dibujaste en tu cara aquellos días, y ya no te importan mis lágrimas, no procuras evitarlas, ni me das la mano prometiendome volver.

TU DOLOR, TU SUFRIMIENTO, TU DOLOR DE NUEVO... todo lo TUYO es inmenso. Es como si solo lo malo ocupara tu vida. Y finalmente fuiste tú el que dejó que todo se acabara. Te quise desde el principio, y no he dejado de hacerlo. Pero es necesario algo más para estar bien con una persona. Esa es la parte que falla. Tu sensibilidad, el empeño en valorar y comprender los pequeños detalles, tu paciencia... todo eso lo has borrado. Sinceramente, me toca apartarme. Tu frívola lengua pronunció palabras demasiado hirientes, y no seré yo la que te llore otra vez. No me sentiré minúscula a tu lado otra vez, no esperaré una simple palabra, no valoraré lo que haces, ni olvidaré lo que NO HACES, porque llegado este punto considero que no merezco sufrir más. Intentando ser lo mejor para tí, dejando a un lado lo que me importa, tú conseguiste todo lo contrario.

Impotencia. Rabia. Dolor. El más intenso que he sentido hasta ahora. Y otra vez faltas tú.

¿Dónde estás cuando más duele? ¿En qué ocupas el tiempo, solo en agobiarte? ¿En recriminarme quererte, únicamente por miedo a que te quede grande? Todo lo que amo de tí, ¿dónde está cuando te enfadas?
Finalmente esperaré tu llamada, pidiendo a voces un argumento a tiempo, algo que me haga creer de nuevo, que luchar por tí merece la pena. Porque te quiero.

2 comentarios:

  1. me ha encantado
    que bonitas palabras.
    en realidad te pasó?

    ResponderEliminar
  2. Hola Lucía:
    Siento haber tardado tanto en contestarte. La verdad es que no sabía muy bien cómo hacerlo. Espero que aún te metas y que de algún modo puedas leer mis palabras, ya que aún siendo tardías intentan mostrarte mi agradecimiento por invertir parte de tu tiempo en leer lo que escribo.
    Sobre tu pregunta... Sí, me pasó. Supongo que con el tiempo veo las cosas diferentes, pero en el momento me dolió bastante verme en una situación de ese estilo y escribí lo que has leido. Me alegra saber que te ha encantado y que he logrado lo que quería: LLegar a gente que como tú está dispuesta a impregnarse de las cosas que quiero contar.
    Gracias una vez más por tus visitas y por el tiempo invertido en mi blog. Espero más comentarios con consejos y/u opiniones de cualquier tipo.
    Un beso.

    ResponderEliminar