domingo, 13 de septiembre de 2009

El color de una vida.


Es cierto, a veces sirve una simple palabra para que el sentido, incluso el color de una vida cambie. Estaban borrosas en mi alma tus miradas, el sabor de tus besos, el tacto de tu piel... y esta noche pude sentirte tan cerca como aquella vez.

Jugábamos despreocupados a decir tonterías, a hacer eso que tanto necesitábamos: querernos. Es lo más hermoso que me ha pasado en este mes. Quizás también en este año, y frente a la copa de champange, despidiendo estos 365 días sonrío pensando en tí. Hace poco estabas en mi cama, con la mirada sobre mi cuerpo, dibujando en cada abrazo mi felicidad.Y aún puedo olerte, sentir tu peso sobre mi pecho, oir tu risa y tus palabras. Por cada noche hablando sin parar. Por cada tarde simplemente paseando junto a tí, por esas tonterías que me llenan de luz... ¡por tí, por mí! Por nosotros, quédate un minuto más y yo pararé el tiempo para estar a tu lado.

Agárrame la mano. Cierra los ojos. Desea estar a mi lado un rato más, y al abrirlos todo se habrá detenido a nuestro alrededor. Sólo existiremos tú y yo, dándonos vida con la mirada, llenos de ternura. Recordando el latido de tu corazón junto a mi pecho, esa primera sonrisa, tus ojos frente a los míos... Las despedidas apoyados en mi pared impregnando mi cuerpo de besos, y el vacío inmenso al sentirte detrás de la puerta. Las ganas de volver a verte, la promesa de hacerlo y la intención de estar aquí para siempre.
Porque eso será lo mejor que pueda pasarme, el mayor de mis recuerdos este año, y el deseo más especial para el siguiente... TÚ.

No hay comentarios:

Publicar un comentario