sábado, 26 de septiembre de 2009

más que suficiente.


La luz de aquel amanecer se posó sobre sus ojos, ella los abrió lentamente. Se levantó de la cama, y cuidadosamente se acomodó el pelo. Hacía tiempo que no sonreía. Un mechón casi rubio tapaba su ojo izquierdo, y sus labios de un rojo intenso contrastaban con su piel, tan pálida que parecía una muñeca de porcelana. La rutina llamaba a su puerta aquella mañana de otoño, y quizás en otro momento habría refunfuñado, pero se sentía bien. Aquel sol ya no lucía tan intensamente, pero aún calentaba su piel, y el viento entraba jugando por su ropa. Eso sumado a todo lo que le había ucurrido de unos meses a ese punto, resultaba suficiente para sonreir.

martes, 22 de septiembre de 2009

Impotencia. Rabia. Dolor. Y otra vez faltas tú.

Esta noche no te toca. Tu camiseta está en el rincón donde guardo los malos recuerdos cuando solo deseo olvidar.

Te confundes cuando dices que me entiendes, no te molestas ni tan siquiera en recordar mi mirada, en navegar en sus profundidades en busca de lo que realmente habita en mí. No tratas de conocerme, solo de no hacerte daño.

Te equivocaste de persona.

He dado por tí mil instantes, segundos de una vida recién estrenada que pasan volando, desperdiciados tal vez, buscando tus labios de nuevo.
Sabes que te amo, pero es tan fuerte el dolor que has provocado en mí, tan clara y concisa mi voz gritando de rabia... que no tengo claro ni uno solo de mis pasos.
Dices que vas a llamarme, que esta vez será diferente. Pero dime, ¿qué es lo que vas a cambiar? ¿Tu forma divertida de tocar mi alma? ¿Vas a meter cada lágrima en un vaso de cristal? No puedes devolverme mis noches a oscuras, agarrada tan solo a tu recuerdo. Ni abrir mi cabeza para sacarte de allí. Y aunque jures que soy yo todo lo que siempre has necesitado... ya me he cansado de ser tu Luna. Esta noche, sin duda, no verás ni uno solo de mis rayos.

Ya no me sirve de nada mirarme al espejo recordando tus caricias, y si pudiera arrancarlas de mí, seguramente lo haría en este instante. Ya no importarían tus promesas, esas que gritaste una y otra vez, haciendo mucho ruido, pero como casi todo lo que llega de este modo, acabaron por quedar en simples voces. Tampoco sería relevante tu forma de besarme, apretando primero suave tu boca contra la mía, y dejando que mis labios, infinítamente más finos que los tuyos, se perdieran con tu lengua. Porque no quiero dejar de ser lo que soy. Me gusta la calidez con que acojo lo que viene, sin preguntar por qué está en mi vida, aceptando que es algo bueno y que debo cuidarlo. Mi sonrisa despreocupada, mi forma probablemente alocada e impulsiva de amarte. Mis ojos cristalinos al pensar en tí. Me gusta ser la niña que trata de ayudar, simplemente porque le importa la felicidad del otro. Odio sin embargo, que trates de cambiarme. Queda atrás la sonrisa inocente que dibujaste en tu cara aquellos días, y ya no te importan mis lágrimas, no procuras evitarlas, ni me das la mano prometiendome volver.

TU DOLOR, TU SUFRIMIENTO, TU DOLOR DE NUEVO... todo lo TUYO es inmenso. Es como si solo lo malo ocupara tu vida. Y finalmente fuiste tú el que dejó que todo se acabara. Te quise desde el principio, y no he dejado de hacerlo. Pero es necesario algo más para estar bien con una persona. Esa es la parte que falla. Tu sensibilidad, el empeño en valorar y comprender los pequeños detalles, tu paciencia... todo eso lo has borrado. Sinceramente, me toca apartarme. Tu frívola lengua pronunció palabras demasiado hirientes, y no seré yo la que te llore otra vez. No me sentiré minúscula a tu lado otra vez, no esperaré una simple palabra, no valoraré lo que haces, ni olvidaré lo que NO HACES, porque llegado este punto considero que no merezco sufrir más. Intentando ser lo mejor para tí, dejando a un lado lo que me importa, tú conseguiste todo lo contrario.

Impotencia. Rabia. Dolor. El más intenso que he sentido hasta ahora. Y otra vez faltas tú.

¿Dónde estás cuando más duele? ¿En qué ocupas el tiempo, solo en agobiarte? ¿En recriminarme quererte, únicamente por miedo a que te quede grande? Todo lo que amo de tí, ¿dónde está cuando te enfadas?
Finalmente esperaré tu llamada, pidiendo a voces un argumento a tiempo, algo que me haga creer de nuevo, que luchar por tí merece la pena. Porque te quiero.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

....solo nos quedó la espuma....


Comienzo mi historia con una frase tuya, trantando tal vez de continuar lo que no empecé yo:

...Después de romper la ola solo nos quedó la espuma. La misma espuma que me arrastró a tu lado, siendo solo lo que ves, una veleta quizás perdida en un mar que no le corresponde. Un trozo de madera hueca que flota en la inmensidad tratando día a día de llegar hasta la orilla. El mismo pedazo de nada que una mañana te hizo sonreir, ese que enjuga su llanto con tus verdades, y dibuja sus sonrisas con esperanza. Siendo constantemente el pequeño punto de un color vivo aún por descubrir en tu mirada, la palabra que te callas y el silencio que quema tu lengua. Convirtiendome en la luna, en TU LUNA. Y alumbrando cada noche tu reposo, calmando tus temores y cuidando tu vuelo cuando por fín abres tus alas sin miedo y consigues despegar, hermoso como eres, dejando atrás cada ápice de cordura, y enloqueciendo buscando tu libertad. Esa que tú mismo escondiste debajo del colchón para no mirarla a los ojos, para no ser, quizás, demasiado escandaloso pasando por la vida, intentando no dejar huellas que después no puedas borrar.


Los restos podridos del corcho que tanto luchó por llegar a tierra firme, sin tener claro cómo hacerlo, asustado en ocasiones, valiente otras tantas... llega a una orilla en la que es tan solo un cuerpo extraño, algo simple e inutil que poco aportará a la belleza de aquella isla. Sin embargo pasa a ser imprescindible en su paisaje. Eso soy yo.


Seguramente tu Luna a veces se apagará, dejando que tu cuerpo sienta tan solo un destello de su luz, pero no dejará de contemplarte, y temerosa continuará velando por tí cada noche. Su palidez mortecina, pero bella al mismo tiempo, se reflejará en tus ojos dandote el valor, la fuerza, el ímpetu y la paciencia que tanto necesitas. Su voz, imperceptible para tu oido, susurrará tu nombre, y vencida por el sol únicamente podrá esperar, tener paciencia, calma. Aprender a quererte de otro modo, uno más fuerte y decidido, dulce y tierno, compasivo y despiadado... hasta que seas tú, ángel de ensueños y promesas, el que impaciente sonria cada noche cuando su tenue luz brille en tu piel.


Soy también esa sal que se impregna en tu piel en las tardes de verano. La que arrastrada por las olas deja atrás su hogar para encontrar reposo en tí.


El viento que te acaricia, siendo a veces bofetada, y otras, dulce gesto de ternura.


Soy la gaviota que vuela libre, decidida y despreocupada. La que contempla tu cuerpo juntarse con el mar. Esa que se posa en una piedra y únicamente observa la belleza del instante, mientras juegas con la arena.


Y finalmente soy parte de tu esencia, de tu vida, de tu ser. En las noches frías correré asustada lejos de tu recuerdo, intentando ser algo, procurando dejar de serlo todo. Y ya no seré tu luna, no seré tu sol. Seré la estrella que muere a años luz de tus ojos, la que guió tu camino y después, sin hacer ruido, dejó que vieras el final más hermoso. Tan pequeña ante tus ojos, tan grande en realidad. Simple faro que una nube tapa con facilidad. Bola de fuego, tan ardiente como un beso, y tan tenue como un adios.


Sí, puedo serlo todo por tí, ser todo, incluso transformarme en nada, pero.. ¿cuándo entenderás que solo soy el reflejo de la lágrima más pura que fuiste capaz de llorar?

lunes, 14 de septiembre de 2009

Pensamientos


Mirando hacia atrás muchos quieren olvidar lo que vivieron, y es comprensible. En ocasiones el dolor inunda nuestras almas, el corazón parece estar partido y sus pedazos repartidos sin cuidado por distintos lugares, seguramente olvidados. Es entonces cuando deseas borrar ese mal recuerdo, y gritas lleno de rabia, pensando que sin haber pasado aquello estarías mucho más feliz.


El dolor del primer amor a quien le entregaste todo de tí. Tu primer beso, tu primera caricia, tu primera mirada con esos ojos enamorados llenos de brillo y esperanza. Y una mañana sin preguntar, sin mirar lo mucho que deja roto a su paso, hace su maleta sin cuidado y despiadadamente se marcha de tu vida. En ese momento tocas sus cartas, las lees, incluso puedes sentir la presión de sus dedos doblandola cuidadosamente. Sus palabras zalameras, las mismas que antes calmaban tu tristeza, ahora multiplican el dolor por una cifra exagerada. Te miras al espejo y logras verle despeinandote por detrás, jugando con sus manos a unirte los lunares. Oyes su voz, su tonito burlón diciendo lo fea que estás con esos pantalones nuevos, y contemplas otra vez la sonrisa picarona que se dibuja en su cara cuando te los quita suavemente. Sabes con certeza que no recorrerás más calles de su mano, que seguramente no volverá a escribir tu nombre en sus cuadernos, y aún así, tienes la certeza de que nunca dejará de ser parte de tí.


Viene después la desilusión de una amistad perdida. Por motivos que desconoces la vida decidió separaros, y aquella niña dulce y alegre que siempre jugó contigo ahora pasa junto a tí sin cruzar ni una sola palabra. La contemplas, y piensas en lo mucho que ha cambiado. Antes era un chica alocada pero que tenía las cosas claras, con su pelito corto siempre despeinado, sus pecas y sus pantalones anchos. Pero ahora es una jóven no muy alta, con una larga melena rubia ligeramente ondulada, esa sonrisa que siempre tuvo para todos es aún más hermosa, y su ropa ceñida deja ver claramente hasta la última curva de su cuerpo. Abres aquel cuaderno que os escribisteis, y lees sus palabras detenidamente. Sonries, porque es lo único que puedes hacer, eso y desear que todo le vaya de lujo, y que alguna vez volvais a estar como antes. De todos modos duele. Puedes sentir el corazón pincharse, entonces agradeces haber sufrido antes, porque eso te hizo más fuerte. Y piensas que esta pérdida te habría hecho sentir peor si no hubieras aprendido anteriormente a resurgir de tus cenizas.


Acabas por asumir que habrá miles de cambios en tu vida, que lo que ahora parece estable acabará siendo una montaña rusa de sentimientos. Decisiones que te alejan de aquellos a quienes quieres, momentos que te unirán a nueva gente, sonrisas que te harán decantarte por otras experiencias, y lágrimas que te devolverán a tu rutina anterior. Sabes que un día, tarde o temprano, te llamarán para darte una plaza en otro lugar, más o menos cercano a tus amigos, y que tendrás que aceptar por tu futuro. Entonces te tocará tomar la primera decisión realmente importante de tu vida. Para ese momento tu caminar por este mundo te habrá enseñado grandes cosas, y te hará elegir correctamente. Decidiarás mejorar tu mañana y te marcharás a estudiar a otro centro, donde empezarás más o menos de cero.

Cierto, todo parece extremadamente horrible, sin gente en la que apoyarte, sin una persona que te quite los miedos con una palabra... Pero te acabas dando cuenta de que has hecho bien. Aparecerán grandes personas dispuestas a ayudarte.

Probablemente un muchacho mirará divertido tu inexperiencia en aquel lugar, te enseñará cómo moverte por allí, y acabará tendiendote su mano para todo lo que necesites. Tal vez una joven parlanchina te hablará como si te conociera de siempre, contandote que su novio vive muy lejos, pero que le quiere, que hará mil viajes para verle, que trabaja para comprarse un piso con él, que discuten con frecuencia, pero que lo daría toooodo por una sonrisa suya. Sonrerirás, con uno de esos gestos forzados de cuando te sientes incómodo. Pero te caerá bien. Te sentirás agusto, todos te tratarán bien, y finalmente sin buscarlo... un día aparecerá.... sabrás que es él, solo necesitarás mirarle para darte cuenta, es la persona a la que buscabas. Ese por el que no te importará esperar, por el que comprenderás tantas cosas que antes quedaban fuera de tu mente. El mismo que llenará tu cabeza con cosas perfectas, y que te hará sonreir mil veces recordándote sin decirlo, lo mucho que te quiere. Y después de haber conocido todo esto llegas a pensar que tanto dolor mereció la pena, y que, aunque hayas deseado a lo largo de tu vida borrar mil momentos dolorosos, días, meses, incluso años... jamás te habrías perdonado olvidar nada de aquello. Te descubres sonriendo, tocandote los labios y sintiendo el calor del primer beso. Luego te miras al espejo y recuerdas que te has cortado el pelo como lo llevaba tu amiga de pequeña, nuevamente sonries. Pasan por tu mente millones de momentos con personas especiales, disgustos, enfados, buenas y malas noticias... Pero tu gesto no cambia, sigues sonriendo. Porque en ese instante recuerdas algo aún mejor. Pasos de cebra con este segundo gran amor que ahora ocupa tu pensamiento, paseos de la mano, momentos juntos, otros separados, pero siempre unidos de algún modo. Sonrisas que se dibujan en tu cara sin tener ningún motivo, solo porque estás junto a él. Lágrimas de impotencia. Por último recuerdas algo... algo que nunca podrás olvidar. Oyes su voz gritandote a lo lejos: ¡TE QUIERO! Ahora sabes que decididamente nunca borrarías ni uno solo de tus pasos, porque juntos formaron el camino hacia lo mejor que ha podido pasarte... ÉL.


P.D: Alex, Omara, Marina, os quiero un montón. De verdad, el cambio de instituto habría sido muy difícil sin vosotros. GRACIAS.

Paco, pequeño nubarrón de sentimientos mezclados... sabes que eres lo más bonito que hay en mi vida, siempre te lo he dicho. Quiero poder despertarme a tu lado una mañana y sonreir porque ya no tendré que despedirme. Tal vez ocurra en un futuro. Por el momento, lo que me encanta es saber que al otro lado del ordenador alguien lee feliz mis palabras, diciendo cosas geniales y haciendome sentir locamente enamorada. Siempre me tendrás para todo, mi vida, PARA TODO. Asique hazme un favor, deja que alguien sea realmente tan feliz como yo cuando te veo sonreir. Cuando vengas te llenaré de todo lo que tanto necesito darte. Te quiero (L) AH!! TONIGHT TONIGHT TONIGHT(8)

domingo, 13 de septiembre de 2009

El color de una vida.


Es cierto, a veces sirve una simple palabra para que el sentido, incluso el color de una vida cambie. Estaban borrosas en mi alma tus miradas, el sabor de tus besos, el tacto de tu piel... y esta noche pude sentirte tan cerca como aquella vez.

Jugábamos despreocupados a decir tonterías, a hacer eso que tanto necesitábamos: querernos. Es lo más hermoso que me ha pasado en este mes. Quizás también en este año, y frente a la copa de champange, despidiendo estos 365 días sonrío pensando en tí. Hace poco estabas en mi cama, con la mirada sobre mi cuerpo, dibujando en cada abrazo mi felicidad.Y aún puedo olerte, sentir tu peso sobre mi pecho, oir tu risa y tus palabras. Por cada noche hablando sin parar. Por cada tarde simplemente paseando junto a tí, por esas tonterías que me llenan de luz... ¡por tí, por mí! Por nosotros, quédate un minuto más y yo pararé el tiempo para estar a tu lado.

Agárrame la mano. Cierra los ojos. Desea estar a mi lado un rato más, y al abrirlos todo se habrá detenido a nuestro alrededor. Sólo existiremos tú y yo, dándonos vida con la mirada, llenos de ternura. Recordando el latido de tu corazón junto a mi pecho, esa primera sonrisa, tus ojos frente a los míos... Las despedidas apoyados en mi pared impregnando mi cuerpo de besos, y el vacío inmenso al sentirte detrás de la puerta. Las ganas de volver a verte, la promesa de hacerlo y la intención de estar aquí para siempre.
Porque eso será lo mejor que pueda pasarme, el mayor de mis recuerdos este año, y el deseo más especial para el siguiente... TÚ.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Para tí.


Se torturaba cada noche pensando en lo difícil que sería controlar sus sentimientos. No, aquella vez no sería distinto.

Luchaba por ser un poco más mujer, sin perder su tierna niñez y su dulzura... pero le resultaba imposible abrazada a la camiseta celeste desgastada que él le dejó de recuerdo.


Colocó en la estantería aquel frasquito de aceites aromáticos: Rosa, cereza, coco, piña, menta, hiervabuena, plátano.... Allí enfrente estaba el quemador, los pétalos de rosa y las sales de baño. Todo listo para uno de esos relajantes momentos sola con sus pensamientos. De vez en cuando le gustaba regalarse esos instantes en los que el mundo exterior no importaba en absoluto. Ni el instituto, ni los problemas con sus amigos, ni la distancia... NADA era más importante que ella. Se desnudó suave y sensualmente.

Primero metió un pie en el agua. Luego el otro. Y acto seguido el resto del cuerpo. Notó sus mejillas sonrojarse, aquel cálido aire le dibujó una sonrisa en la cara. La espuma jugaba entre sus dedos, y el aceite aromático de rosas se evaporaba despacio, dejando un dulce olor en el cuarto de baño. Todo era perfecto, todo menos una cosa... allí faltaba algo, mejor dicho, faltaba ÉL. Dudaba que aquella bañera pasara del metro de largo, pero en cambio se le quedaba inmensa, y lo habría dado todo por poder agarrar la mano de ese muchacho que tantos buenos momentos le había regalado. Buscó su olor entre la espuma, pero todo intento fue en vano. Nada. Respiró profundamente cerrando los ojos y prestando especial atención a la música que se había puesto de fondo, con la esperanza absurda, de que él gritara un te quiero desde otra habitación. Sin embargo solo oía a los vecinos, que estaban demasiado preocupados pensando en la nada, demasiado agobiados buscando soluciones a problemas, seguramente, muchos más complejos que los suyos. Siempre había odiado esa forma frívola y descarada de la gente de pasar por la vida, inmersos en millones de ideas extrañas que no conducirían a nada, dejando de lado hasta el más fuerte y puro de los sentimientos, mecanizando cada paso, guiándose únicamente por la mente, y ocultando tras un escudo de hierro el corazón. Llevaba años viviendo en aquel bloque, en aquella calle. Conocía a casi todos los vecinos, y siempre había pasado sonriendo saludando con cariño a cada uno de ellos. En cambio, ninguno se había percatado de que la sonrisa de la jóven ya no brillaba como antes, que era dulce pero triste, y que su mirada volaba mucho más lejos de lo que jamás habrían imaginado. De todos modos daba igual, esperar siempre había sido su fuerte. Y realmente lo que pensaran los demás no era importante. Se tenían el uno al otro, de una forma más difícil de lo que deseaba, pero se tenían. Al menos contaba con su cariño, aunque fuera através de un simple ordenador.

Dejó de pensar en todo aquello, salió del agua, mucho más relajada, se envolvió en una toalla y sintió la última gota recorrer su piel esde el cuello hasta el dedo gordo del pie.


Encendió el ordenador después de haber recogido todo. Inició sesión en su cuenta del messenger y una ventanita le saltó inmediatamente:


.....lo bueno nunca acaba si hay algo que nos lo recuerda (8) dice:

un beso ángel


Y para finalizar un dibujito de unos labios. Sintió como se sonrojaba de nuevo. Es tan perfecto... Recordó entonces el paseo por las calles de Madrid, y lo bien que conocía el camino para llegar a la Gran vía. Sonrió pensando en la explicación que le había dado sobre por qué no preguntaba a la gente cómo llegar, su teoría de sentirse pequeño frente a los demás. Y se echó a reir finalmente cuando pudo ver con claridad los ojos burlones de él fijos en los suyos. Tenía razón. El hostal era bastante cutre, pero nada con él era malo. Donde estuviera su sonrisa todo sería especial.

Se puso la camiseta celeste por encima, lo olió repetidas veces. Le resultaba agradable su sudor, por mucho que los demás dijeran que era asqueroso. Te quiero tanto...

Y sonrió, porque a fín de cuentas, siempre habrá alguien en Cádiz pensando en ella. Y porque jamás dejará de haber una chica que grita con el corazón su nombre, a muchos kilómetros de él. En realidad, esto es el amor... tener una necesidad y cubrirlas todas con una sola palabra suya.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Jorge, cielo, simplemente me encanta tu esencia :)

Atardece una sonrisa sin ti. Amanece pero no es suficiente porque mi alma se rompe, intoxica mi sueño con tristes recuerdos magullados por la dulce mentira de tu pelo. Sentado en el ocaso, contemplando reflejos de cariño solo. Sin nadie que se me apoye en el hombro, suspirando canciones de amor al silencio, muriendo por rosas que nunca tendrán dueño… y un nudo en la garganta helada, un escalofrío ardiente.

Hoy tengo el pensamiento turbio, tu marejada no para de arrastrarse en mis orillas.

Amarga hiel, terciopelo, y un vaso de pensamientos incontrolables con hielo.

martes, 1 de septiembre de 2009

Desmayarse, atreverse, estar furioso...


Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor süave,

olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño;

esto es amor, quien lo probó lo sabe.



Lope de Vega