jueves, 15 de octubre de 2009

Para tí, dulce niña mía...


Y cuando cierres los ojos y sea la luz clara y pura de la luna el único resplandor al que seguir... cuando sea su voz el llanto eterno y no quede más que el humo que se va... será entonces cuando entiendas el dolor que ella sintió, el color de cada lágrima enjugada, la paz del suspiro eterno que voló.

***

Ángel dulce y descuidado, que proteges con tus alas mi existir... cuida atento cada paso y ten la certeza de que un día moriré junto a tí. Si he mirado tu sonrisa entre las sombras, he secado cada lágrima y sufrir... Convertí cada sueño en mi vigilia, grité por tu amor, MORÍ... pero cada mirada tuya, cada gesto, cada olor, me devuelve a la vida de nuevo, olvidando mi tristeza, mi vergüenza, mi dolor. Quizás sea cierto, cariño, y el veneno inunde tu ser, y aún sabiendo que caigo hacia el vacío... ¡NO ME IMPORTA! Pues tu cuerpo volará a mi lado, cuando torpe e insegura como soy, no me quede más que despedirme, ni más recuerdo que tu amor.
Omara: Solo voy a decirte dos palabras, y con eso será suficiente: TE QUIERO!

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