martes, 10 de mayo de 2011

Lo que no te he dicho.


Ojos de fuego y lengua de luz, dientes brillantes como luceros. Cara de luna, alma de sol. Ru risa rome el aire como si de una caricatura de la vida se tratase que busca salir de tí.
Quizás nunca te haya dicho que adoro tu cicatriz de la frente, a ella y a todo lo que hemos especulado durante estos últimos 17 meses sobre su origen.
Probablemente no hayas apreciado lo embelesada que goza mi alma de tus palabras. Ellas pintan mi aire. Yo, sumisa y recatada lo respiro, y se tiñe mi voz de una gama indescriptible, única y dulce, con gran ternura.
Puede que a veces, despreocupado tú, obtusa yo, olvidemos por qué pasamos tanto tiempo juntos. Pero hoy, vida mía, corazón sincero,sinuosa silueta de sueños y amor, mis latidos fueron por un instante los tuyos, tu risa vibrante rompió contra mí, y he visto la luz de tus ojos, brillando con inmenso fulgor allí en frente, inmersos en un frenesí sin fín.
Olvidé entonces aquello que quizás no te he dicho, gocé del instante puro y mágico, repiré tu aire, tomé impulso y volví a acurrucarme en tu barriga.
Sé que nunca he expresado con plaabras que me encanta tu risa, que adoro tu voz. Que añoro cuando te marchas, incluso esa manera tuya de repasar mi cuerpo cuando estoy desnuda.
Pero en cambio estoy segura, de que sabes que lo que me enamoró de tí, fue la pausada forma de quitarle la ropa a mi alma, sensual y dulce, cautivo y pecador. Y fui desde entonces manantial sincero que fluye constante para tí.

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