miércoles, 3 de marzo de 2010

Nunca acaba


A veces es bueno subir el volumen de la minicadena, poner aquella canción que tantas veces habías cantado el verano pasado y bailarla de nuevo recordando cada momento que pasaste gracias a ella.
Cien mensajes a los cuarenta principales para que llegara a ser número uno, intentando mantener en lo más alto el recuerdo de lo que te llegó como la ráfaga de aire caliente en el más dulce de los veranos. Y como todo, el tiempo juguetón, borró de forma veloz la melodía que canturreabas.
Quiero que esta vez sea distinto. Voy a cerrar los ojos, meteré la mano en la fuente de los deseos y robaré una de esas monedas que otro iluso tiró. Tendré fé y pediré que suene para siempre el ritmo de aquella canción. Voy a bailar hasta que se me rompan los zapatos, y cuando lo hagan continuaré haciéndolo sin ellos. No los necesito. Únicamente seguiré el compás de la música, y volveré a mis recuerdos. Pienso cerrar los ojos tan fuerte que nada ni nadie pueda abrírmelos nunca más. ¡DEJADME SOÑAR! Y cuando nadie recuerde la letra, cuando nadie mueva las caderas al son de su melodía, cuando a nadie le interese perder sus tacones nuevos bailándola, yo volveré a cantarla, bien fuerte para que todos me oigan, porque, como dice un buen amigo mío: LO BUENO NUNCA ACABA SI HAY ALGO QUE TE LO RECUERDA.

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