martes, 27 de abril de 2010

Aún sabiendo a despedida.


Hielo, hielo derritiéndose en un verano furtivo, como los besos que se dan aún sabiendo a despedida.
No importa si esta vez será la última, porque nuevamente esto será aquello, como en un viejo poema arrancado de algún libro. Y entonces las sonrisas recuperarán el valor y el sentido. No faltará el aliento, sobrarán las palabras. Porque esta vez no hay hueco en esta cama para las despedidas, sólo cabe un delgado y tímido: Me quedo para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario