lunes, 5 de abril de 2010

como una nube esponjosa se funde con el azul del cielo...


Con las uñas pintadas del color más llamativo que encontró se encendió un cigarrillo, lo fumó léntamente aunque tuviera prisa. El aire golpeaba su cara y ella le devolvía una bocanada de humo. Su pañuelo rojo, conjuntado con la falda de tubo y los tacones, se movía por la velocidad del coche.
-París.- Pensó con el cigarro en una mano y agarrando el volante con la otra.- No, no, no, quiero playa... ¿Italia?
Y las gafas de sol tapaban sus cristalinos ojos del color del mar, pero no las ganas de emprender un largo viaje rumbo a la nada. Era, quizás, demasiado niña para fumar, y demasiado adulta para soñar. Pero no tardó demasiado en perderse por la carretera como si se tratase de una nube esponjosa que se funde con el azul del cielo.

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