viernes, 9 de diciembre de 2011

Jou, jou, jou.


Diciembre.
Bolas adornando un árbol de plástico, pequeños y rechonchos "Papá Noeles" colgados de los pomos de las puertas, luces de colores, papeles de regalo de mil colores y texturas... Sueños. Sueños que parecen posibles, un poco más cercanos, casi tangibles. Reencuentros, jerseys de lana, cafés calientes, sonrisas.
-Es cierto, en estas fechas la gente es un poco más amable.-Dijo ella.
-Quizás tengas razón, pero yo no me lo creo. La Navidad no existe, no es más que un puñado de papeles que envuelven lo de siempre: mierda, mierda, y más mierda. Además, tanta felicidad me abruma.-Replicó él.
-¡Venga ya! Ojalá compartieras conmigo esta sensación de alegría constante. Adoro el frío, los regalos, las luces, lo bonito que está todo cuando llueve, incluso cuando nieva.-Le reprochó ella. Y puso esa cara tan dulce, con los ojitos brillantes y el gesto torcido.
Parece una niña de 5 años. Pensó. Y mirándolo así... ya no parecía tan malo. Simplemente Navidad.

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