lunes, 19 de diciembre de 2011

Sobre las bienvenidas.


Aviones que aterrizan, luces que señalan el camino a seguir. Maletas. Felicidad.

Se abrió paso entre la gente, y aceleradamente, tras zafarse de la puerta, descubrió sus impacientes rostros. Le estaban esperando.
Habían pasado tantos meses desde que se marchó, que aquella tierra le parecía extraña a la par que súmamente familiar. El calor hogareño que se fundió con ese primer abrazo, no tardó ni un segundo en conquistar su corazón.


-Os he echado tanto de menos...-Pensó. Y se sorprendió a sí mismo cuando comprendió lo difícil que se le haría volver a marcharse semanas más tarde.


Las sonrisas que se habían dibujado en sus caras, ocupaban más espacio que los aeroplanos cargados de ilusiones. Blancas como la escarcha, llenas de luz como el mismo sol.
Se agolparon en su cabeza tantas imágenes, historias maravillosas que querría expresar sin tomar aliento ni un solo segundo. En cambio se limitó a contemplar la estampa. Estaban allí. Con eso era más que suficiente.


Abrazado a su sonrisa no habría problemas. Nunca más sentiría soledad. Jamás le arroparía la oscuridad.
Y perdido en el sin fin de encuentros y despedidas, sofocó un mar de lágrimas que se aglomeró en su garganta a modo de pasión.

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