sábado, 26 de junio de 2010

El poema más bello del universo.

Palabras que se pierden, que se mezclan con el clamor de los vientos y el suave roce de las hojas que se marchitan y caen con el otoño. Palabras dulces, otras amargas. Palabras a fín de cuentas. Sólo eso. Un sucio papel arrugado que queda tendido sobre el suelo, olvidado en la tristeza de pensar que fue escrito para nada, por una mano inútil que no dice más que tonterías. Sucumbiendo a la evidencia de que aquellas palabras claudicarían con el tiempo, me marché de ese frío y triste lugar. Dejando atrás la pintoresca imagen. Sintiéndome como el viejo papel mojado por la lluvia que moldea su forma por el ulular del viento. Caminando sobre el mismo césped que sirve de cama al que un día fue el poema más bello del universo. Sabiendo que su hermosora, aún estando en el olvido, jamás desaparecerá del alma de aquellos que pudieron contemplarla.

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