lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Arjé o Physis?


El melancólico tono de su voz parecía definitivo, y sin dudarlo ni segundo se dispuso a hacer esa amarga pirueta que es la muerte. Se ahogó aquella noche en un vaso de agua vacío, sintió cómo la arena inexistente de antiguo desierto cubría su cuerpo, y creyó tener los pulmones saturados por el polvo de su burbuja de plástico. Había muerto espiritual y mentalmente unas 200 veces, pero su cuerpo maltrecho y descuidado parecía muy interesado en continuar caminando.

-No es que yo no quiera vivir.- Dijo mirándose al espejo.- Es que la vida dejó de interesarme cuando comencé a ver ocasos por amaneceres. Cuando deshojar margaritas empezó a resultar aburrido y carente de interés. Aún así sueño cada noche con el melodioso y rítmico: "Me quiere, no me quiere, me quiere no me quiere..." de una niña que juega en un parque a ser querida por primera vez.

Miró el mural que colgada de su pared: ARJÉ, PHYSIS... Palabras filosóficas que un día tuvieron algún sentido para ella. Sonrió y susurró:

-Tales, estabas loco, loco de remate. Y conseguiste que enloqueciera yo. Aquel libro amarillo con tus palabras, tus razonamientos y tus sinsentidos. Agua. Todo viene del agua. Y si es así quiero ser lluvia, mojar la tierra y hacer que gracias a mí crezca la hierba. Recorrer ríos juguetones hasta llegar a un inmenso y azul océano. Perderme rozando veleros, jugando con los peces y olvidando mi triste y mísera vida anterior.- Paró unos instantes. Pensó y prosiguió muy convencida.- Aunque en realidad siempre he sido más partidaria de esa historia, tal vez absurda del arjé. Si bien es cierto que somos ese "algo" indefinido pero material que nadie puede concretar o describir, quiero ser esa parte mínima e indivisible, y permanecer inmovil mirando el tiempo pasar. Siendo sabia, aprendiendo a razonar, a no juzgar. En definitiva, como una vieja profesora decía: "Es tan importante ser, que hasta para no ser hay que ser algo." Ha llegado el momento de dejar de ser esto para ser aquello. Quizás de ese modo sea feliz, o tal vez todo termine con esta pirueta macabra que es la muerte. Lo que tengo claro, es que no volveré para contarlo.

Y metiendo un pie en el agua templada de la bañera encendió la radio y al son de la música lo dejó caer.

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