jueves, 30 de septiembre de 2010

Danae, dulce Danae.


Pequeña Danae, es tan sutil la blancura de tu piel... En las noches más oscuras, entre los sueños más profundos e inconfesables, apareces tú cual blanco rayo de luna iluminando cada rincón de mi ser. Tu sonrisa, dulce, tierna, melancólica y efímera, pasea por mi mente sin piedad dejando el más mínimo recoveco para el resto de mis pensamientos. Eres mi Venus. Tus ojos me hicieron víctima de la desdicha desde el primer instante pues tú no padeces este amor del mismo modo que yo, pero en parte mi tristeza es amarga y dulce a la par, ya que sólo con oler ese aroma embriagador que desprendes al pasar, vuelve mi cabeza al mundo, pisan mis pies sobre firme. ¡Ay, pobre de mí! Loco según algunos, enamorado para otros. Lo único que tengo claro, amada mía, es que no hay verdad más allá de tí, de tu piel serena hecha de luna, de tu sonrisa sincera y la sutileza de tus cabellos. Pues eres para mí, ángel celestial traido a este mundo para salvarme.

1 comentario:

  1. Me necanta como escribes, sé que mucha gente te lo dira, pero espero que te sirva siguiendo como aliciente! no dejes de ser un poco más "libre" =)

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