lunes, 19 de julio de 2010

Batido de chocolate.


Como una gata silenciosa olisqueaba el cálido aire que entraba por la ventana de su habitación. Cada noche repetía la misma operación, una y otra vez. Agudizaba el oido, la vista e incluso se volvía un poco más grácil y sencilla al caminar. Dejaba de lado cualquier cosa, y entre el misterio y la oscuridad de la noche se dirigía con calma e inocencia en busca de un agradable y refrescante... BATIDO DE CHOCOLATE. Me encanta contemplar este proceso: ella juguetona recorriendo el pasillo de su casa, de puntillas, con el pelo recogido, silenciosa y con la lengua fuera, como si al final de su camino se encontrara... el más preciado de los tesoros.

1 comentario:

  1. Qué imagen tan grandiosa de proyectar en la mente... sutil y armoniosa a un tiempo que picaresca :)

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