martes, 27 de julio de 2010

Beso de chocolate.


-Voy a enseñarte a ver através de mis ojos, a partir de ahora podrás caminar con mis piernas, sentir con mis dedos y oler con mi nariz. Te presto mi cuerpo, porque lo más hermoso que hay en mi vida eres tú.

La montura de sus gafas casi ocupaba más parte de su cara que sus ojos llenos de alegría, y toda su atención estaba dividida entre aquel enorme y suculento helado de chocolate, y la figura frente a él de su primo.

-Te quiero.- Le dijo sonriendo. Y sin duda ese fue el te quiero más sincero que he oido jamás. El beso de chocolate impregnado en el carrillo derecho que el pequeño muchacho le dejó como recuerdo lo demostraba.

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